MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Don Andrés nunca pierde, mínimo empata y, en la paráfrasis del filósofo de Siempre en Domingo: ¡Aún hay más!
Así, en esa moda que irrumpió en la pasarela política con la llamada 4T el 1 de diciembre de 2018, levantar una encuesta en la esquina de cualquier rancho, como ésta de si se está de acuerdo con llevar a chirona al contrincante político, por corrupto pero más porque no cuadra con el gobierno en turno, el Duce ha dado carta de legalidad hasta a la consulta patito que enterró en el ex lago de Texcoco más de 100 mil millones de pesos.
En ése ánimo justiciero, ¿por qué no?, llueva, truene o relampaguee y si quiere no conteste, vale preguntar, por supuesto con el aval de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, nomás por no dejar:
¿Usted está de acuerdo en procesar y sentenciar a prisión in sécula seculorum –por los siglos de los siglos– a ex presidentes pillos y todo tipo de ladrones de cuello blanco, incluso a los actuales de la 4T como el demócrata y prístino Manuel Bartlett Díaz, a la doctora Irma Eréndira Sandoval Ballesteros y et al junto con el licenciado Andrés Manuel por su responsabilidad en daños al erario público y mentirle al pueblo bueno y fifí todos los días?
No, no se ría.
Mire usted, si analiza la pregunta que el pasado domingo se hizo a los 93.6 millones de ciudadanos mexicanos, encontrará más claridad en la propuesta con jiribilla por Su Alteza Serenísima al Senado que luego cambió en un galimatías la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Leamos:
“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”
En cambio, ni qué decir de la pregunta original planteada por el Duce:
“¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?”
Pues sí, eso planteaba el licenciado presidente, aunque con inocultable sed de venganza personal y ánimo para pasar a la historia en el símil del llanero solitario, pero que pretendió endosar al ciudadano que, harto de la corrupción en las ligas mayores del poder supremo, votó encabronadamente a su favor.
Y la noche del domingo 1 de julio de 2018 se hizo la luz. Sin duda fue el Parto de los montes que, cuenta la fábula de Esopo, después de la expectativa generada parieron un ratón, es decir un fiasco, nada espectacular como se esperaría y se comprueba todos los días en esta singular gestión del espejo retrovisor y la culpa permanente de todos los males del país a los ex presidentes que no van más allá de Carlos Salinas de Gortari.
Pero, ¡caray!, resulta que mientras en las urnas de aquel domingo 1 de julio de 2018 la alianza Juntos haremos historia (Morena, PES y PT) que llevó a la Presidencia de la República al licenciado López Obrador, obtuvo en conjunto 30 millones 113 mil 483 votos, en la elección intermedia del pasado domingo 6 de junio se redujo a 16 millones 759 mil 917 sufragios a favor de Morena, es decir, el partido de cuyo consejo de administración es, en los hechos, Su Alteza Serenísima.
Digamos que ése es el voto duro de Morena, ése que le permitió arrasar en la intermedia en el interior del país pero no le dio suficiente para mantener hegemonía en la Ciudad de México y zona conurbada del Estado de México, donde la oposición le ganó a personajes emblemáticos del círculo defensor del Duce y sus iniciativas en la Cámara de Diputados, como Pablo Gómez y Dolores Padierna.
En esa tendencia del desencanto, la noche del domingo último, Lorenzo Córdova Vianello, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, rindió cuentas de la Consulta Popular en la sesión extraordinaria del Consejo General del órgano colegiado.
Informó que “de los pocos más de 93.6 millones de personas que hoy pudimos ejercer el derecho a emitir nuestra opinión en las 57 mil 70 mesas receptoras instaladas por el INE, el porcentaje de participación en la Consulta Popular, con el corte de muestra recibida a las 20:35 horas fue de entre 7.07 y 7.74 por ciento”.
Y, a partir del Conteo Rápido, refirió que por el SÍ habrán optado entre 89.36 y 96.28 por ciento; por el NO habrán optado entre 1.38 y el 1,58 por ciento. Y las opiniones nulas habrán alcanzado entre 2.19 y 9.21 por ciento.
Sí, importa la opinión de 7 millones de mexicanos, importa encarcelar a los corruptos, pero ¿dónde están los 23 millones de ciudadanos que en 2018 votaron por la alianza Juntos haremos historia? ¿Dónde los 16 millones de la intermedia? Vaya, en suma, ¿dónde están las huestes de Andrés Manuel López Obrador?
¿Desencanto con el dejar hacer y dejar pasar de Su Alteza Serenísima que, en plena consulta popular se queja por ausencia de una casilla especial pero se gasta el tiempo en un desayuno con la señora madre de El Chapo Guzmán y desatiende demandas de sinaloenses?
El ciudadano Andrés Manuel López Obrador puede reunirse, platicar, comer, cenar y desayunar con quien se le pegue la gana. Pero es el depositario del Poder Ejecutivo Federal y, sin duda, el desencanto social con su gestión se demostró en esa consulta popular que llevaba la esencia de la venganza personal y el ánimo politiquero del Duce.
Triunfo pírrico a partir del bajísimo porcentaje de participación. ¿Hubo transa, embarazo de urnas? Lo hubo pero pillar a morenistas en esa práctica que desprecia el licenciado Andrés Manuel no requirió comentario alguno en la mañanera. ¡Ah!, pero eso sí, el malo de la película fue ni más ni menos que el Instituto Nacional Electoral y, ¡claro!, Lorenzo Córdova y los perversos consejeros electorales que atienden a intereses de partidos, incluso de Morena.
Dice Su Alteza Serenísima en la mañanera desde Puerto Vallarta, que “se hablaba mucho de la democracia participativa en el discurso, era mucha la demagogia, pero no se llevaba a la práctica este método, esta forma de gobernar preguntándole al pueblo, consultando al pueblo, y ayer fue realmente muy importante, ejemplar, lo que se vivió en esta jornada”.
Y con ello sus consultas patito obtuvieron legalidad. Recordó que “hubo esta consulta, muy importante también, ciudadana, para decidir si continuábamos con la construcción del aeropuerto en Texcoco o si se cancelaba y se hacía el aeropuerto en Santa Lucía, y participaron un millón 69 mil 870 ciudadanos”. ¡Ajá!
No, él no es responsable de esa barbaridad, la culpa, en todo caso, es de quienes votaron porque, dijo, “esta consulta, aunque no se dio en el marco de la legislación vigente, fue muy importante porque la gente decidió que se cancelara el aeropuerto de Texcoco y que se construyera el aeropuerto en Santa Lucía”. ¿La gente? ¿Un millón 69 mil 870 ciudadanos decidió por más de 96 millones de mexicanos?
Pero, vaya, vaya, el resultado de esta consulta popular del domingo último tiene un responsable, decía, el INE. Por eso el Duce adelanta propondrá reforma para que no sea 40% sino 30% el porcentaje de la lista nominal que se tome en cuenta para proceder en la consumación de la venganza, que no justicia, contra el enemigo político. Y, ¡claro!, que la pregunta se haga el día de la elección federal. ¿Algo más?
Por ahí un diputado de Morena se hizo cargo de la propuesta, amén de las combativas y demócratas senadoras Malú Micher Camarena y Lupita Antares Vázquez Alatorre que, en automático plantearon la necesidad de reestructurar al INE “para que en México exista una verdadera democracia”.
Entonces, ¿las senadoras y el Duce ganaron escaño y Presidencia mediante una falsa democracia? De que los hay, los hay. Vaya desencanto sin maquillaje con el Parto de los montes. ¡Fue ratón!, ¡fue ratón! Digo
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