Alejandro Hamilton, con su fino pensamiento en el ayer nos hizo saber que: “La justicia es la finalidad del gobierno. Es la finalidad de la sociedad civil. Siempre se ha buscado y seguirá buscándose hasta que se alcance o hasta que perezca la sociedad en el empeño”. Como todos los auténticos grandes hombres, el pensador en comento, no obstante haber tenido una de las actuaciones más brillantes como estadista, político, abogado y padre fundador de los Estados Unidos de Norteamérica, fue hasta tiempo después cuando se le reconoció el haber sepultado de la política americana la democracia propia del radicalismo, dando lugar a una verdadera República Federal, renunciando para ello a algunas de sus más recalcitrantes ideas, como el pretender ilusamente que el cargo de Presidente fuera continuo y quizá hasta vitalicio. Sólo así pasó a la historia.
Expresado lo asentado, habrá que realizar un vuelo a velocidad del sonido a fin de arribar a Latinoamérica, para con ello visitar a dos Países hermanos Bolivia y Nicaragua y con éste relato expresar con hechos que no sólo son veraces, sino indiscutibles, la aplicación del pensar de Hamilton.
En ambas naciones hermanas en la actualidad, se escenifica en éste 2021 en perjuicio de la democracia, situaciones similares que contradicen y se oponen al pensar de Hamilton por cuanto hace a sus dos gobernantes que han dado muestras de dar continuidad a los cargos de presidente y, quizá a futuro convertirlos en cargos vitalicios, ello obviamente en contra de la democracia.
Una y otra nación padecen y ello es triste reconocerlo el flagelo de la narcopolítica. Si esto duele a algunos, lo siento mucho. Que con su pensar se atraganten. Las tácticas a fin de dar continuidad a sus mandatos de presidentes, tanto de Evo Morales, como de Daniel Ortega, han sido similares y por todos conocida, ello hasta la Drug Enforcement Administration (DEA) por sus siglas en inglés lo sabe y lo ha advertido. Fincan su poder en alianzas con el narcotráfico, lo cuál afecta a una verdadera democracia. Aunque duela, reitero, resulta de dominio público, no son secretos de Estado y, por ende, al expresarlo no se violan principios éticos, ni políticos. Al referir lo antepuesto, con congoja y desconsuelo como parte del acontecer de esas naciones hermanas, nos percatamos que hoy más que nunca en ambas se lucha denodadamente para que la democracia se dé de inmediato.
En éste orden de ideas, retornemos a nuestra Patria, vayamos a un discurso expuesto por Andrés Manuel López Obrador, antes de coronarse en el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos: “Existirá siempre una decisión de mantener la Cuarta Transformación de la Nación dentro de los causes de la ley, no permitiré a nadie seguir por otros caminos. Estoy cierto que ninguno quiere la violencia, como tampoco nadie quiere la corrupción del neoliberalismo”. De ahí esa transparente tesis democrática que en la actualidad lamentablemente no se ha concretado y, hoy por hoy, al no ser respetada tal tesis, ha convertido a esa corrupción en más insolente, dando con ello origen a la perdida de credibilidad de ésta Cuarta Transformación de la Nación, abiertamente prohijada por acciones y expresiones que lesionan y atentan a la manera de pensar de nuestro México.
Como todos bien lo sabemos, todo ello que se niega de la más descarada de las maneras, efectuando afirmaciones que nadie cree en ésta Nación, como aquella que refiere que la narcopolítica no existe en nuestro venerado suelo.
Si en verdad ésta Cuarta Transformación de la República que bien pretende el Lic. Andrés Manuel López Obrador, quiere llegar a buen término, debería olvidar ipso facto esa política de abrazos y besos a la delincuencia, misma que se ha hecho recalcitrante, tornando ella a una búsqueda de justicia, que es lo que el pueblo anhela. Ésta es la finalidad que busca la sociedad civil. En caso de que aplicara ese pensar ya referido, obtendría una de las más brillantes actuaciones como estadista y político y por desde luego con ello quedaría sepultada la política propia del radicalismo, obteniendo con ello que un pensar liberal como el de Alejandro Hamilton iluminara a éste gobierno.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de Abogados de México, A.C.