La mínima, la ínfima, la poca, la nula importancia que le da la Cuarta Transformación de la Nación a nuestra Constitución Política, conduce a la Abogacía Independiente de la República a declarar su inconformidad por tan deleznable actuar, el cuál se patentizó en el hecho de brindar una desmedida confianza a un delincuente de poder, como resulta ser Alejandro Gertz Manero. La confianza del Primer Magistrado de la Nación hacia ese sinvergüenza da aliento a las actividades de obstaculizar, abusar y pisotear a nuestra Carta Magna, respecto a la aplicación de la ley y le concede alas para que se perpetúe la omisión de investigar a la narco-polītica.
Como si viviéramos en la Alemania de Adolfo Hitler. Allí dónde se aprobaba de todo y por todo. Los defensores de oprobio y de la Cuarta Transformación de la Nación, alegan, argumentan y aplauden la honestidad del tal fiscal; con chillidos de molestia defienden lo indefendible. Aquí el gobierno de la República parece intentar, una vez más, el camino para inmortalizarse en el poder y seguir mancillando a la justicia.
El principal aboganster de la República –el Fiscal General– se ha convertido desde hace años, por su negligencia, en el primer defensor y cómplice de la narco-polītica. La protección hacía ella lo convierte en un mal nacido, lo cuál acarrea graves perjuicios para la justicia de nuestro México.
Pero la Abogacía Independiente de la Nación ha entendido y entiende que esto no debe ser así y que, en definitiva, Alejandro Gertz Manero con su actitud pretende –legalizar lo ilegal— dedicándole “abrazos y besos” a la narco-política, los cuáles no se encuentran previstos en la ley.
La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A.C, siempre ha dicho que la Procuraduría General de la República, ahora Fiscalía, adoptó una –postura ilegal no jurídica–, una postura de –moral ambiciosa– para obtener beneficios económicos de ese fenómeno del narcotráfico, que está en la base misma de esa política absurda de “abrazos y besos” a la delincuencia.
Con la engreida confianza que se le deposita al actual Fiscal General de la República, se da continuidad al –derecho a lo injusto–, lo cuál conduce a la justicia hasta sus últimas consecuencias de oprobio y sumisión a la indignidad.
En ésta línea de actuación la Cuarta Transformación, está pronta a declarar; que la narco-polītica le aporta votos a su partido, le aporta curules para aplaudir sus ocurrencias.
También hay que decir que no han faltado togas opositoras a tan incorrectos actuares.
Resulta emblemática la posición asumida por la Abogacía Independiente, la cuál critica lo que no debe de ser. Esas togas han decidido asirse desesperadamente a la letra de nuestra Constitución Política que sólo prevé el derecho a la justicia.
De acuerdo con esa posición (digna de cualquier mexicano decente), México alcanzará su vuelo. No es un supuesto inventado. Es, precisamente, el que contempla nuestra Suprema Ley.
La Cuarta Transformación de la Nación no se anda con escrúpulos. Nuestra Suprema Norma sí.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de Abogados de México A.C.