La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Parajoda panóptica: salió muy ojón para Big Brother
Cuando Marko Cortés asumió la presidencia del CEN panista, era difícil imaginar que alguno de los partidos preponderantes tuviera un peor líder, sin embargo, Mario Delgado ha demostrado ser tan patético como el panista (y Alito).
Repudiado por el ala aristocrática de MORENA, o sea, la izquierda de abolengo, la que no es morenista de ocasión, Delgado es torpedeado con frecuencia por este sector radical, que no le ve con buenos ojos para que conduzca los trabajos partidarios en el 2024.
Además, el propio presidente López Obrador lo ha relegado, al considerar que don Mario no ha podido construir un movimiento territorial que aproveche la base ciudadana aglutinada en torno de los programas sociales. En sentido estricto, no hay vasos comunicantes entre los logros de la 4T y la operación electoral, la CDMX es un ejemplo concreto.
En lo que toca a su relación con Claudia Sheinbaum, sólo es diplomática, el economista está identificado como personero de Marcelo Ebrard, por lo tanto, para la jefa de Gobierno, no es un hombre de fiar.
Así las cosas, el señor es un auténtico convidado de piedra, un dirigente de membrete, que permanece en su posición porque para el Tlatoani, no es conveniente agitar a las bases en este momento, pero en cuanto los tiempos políticos sean adecuados, el colimense será purgado para que llegue el o la encargada, de buscar que el lopezobradorismo repita en la presidencia de la República.
Ni hablar, Marko, Mario y Alito, una generación de ‘liderazgos’ para el olvido. Esto explica en mucho el estado de cosas.