La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Por cierto, correligionario (bien escrito) implica compartir doctrina$
Como es usual en México, el doctor Roberto Ramos Alor, renuncia a la Secretaría de Salud de Veracruz, como salvoconducto para librar cualquier responsabilidad sobre los presuntos actos de corrupción, que han sido denunciados por varios medios de comunicación.
Justamente ayer, el diario NOTIVER cabeceó su edición con un lacónico ‘PFIZER GATE’, en la nota se precisa que viene una auditoría de la Federación por anomalías en el proceso de vacunación, no obstante, ya se habían documentado adjudicaciones amañadas en favor de empresas irregulares como el Corporativo Kosmos, ligado a los ‘Pandora Papers’.
De que tamaño sería la repercusión del periodicazo en el centro nervioso de la 4T, que ayer mismo el excéntrico médico, presentó su dimisión a Cuitláhuac García que, para no variar, escribió un galimatías en su cuenta de Twitter:
“El día de hoy he decidido aceptar la renuncia de nuestro querido amigo y correlegionario Dr. Roberto Ramos Alor, a quien agradezco haberse entregado a los grandes principios humanistas del galeno, atender la salud y la vida de los demás, incluso a costa de la propia”.
Sobre esto último, habrá que preguntar a los padres de los niños con cáncer, si la demostrada falta de quimioterapias, se corresponde con la parte que asegura que Ramos honró el principio de “atender la salud y la vida de los demás, incluso a costa de la propia”.
Más allá del disparate, lo destacable del caso es que, a tres años y medio de gobierno, al góber sabadaba ya no le funciona aquello de culpar a Duarte o Yunes y que, ante la presión de la Federación, tendrá que afrontar todas las tropelías que se han cometido en su periodo.
Inevitable no caer en el lugar común, pero lo de la Secretaría de Salud, es la punta del iceberg, por lo tanto, más les vale a los hoy empoderados y envalentonados funcionarios, reflexionar sobre el futuro, porque como dijimos ayer, la ‘plenitud del pinche poder’ no es para siempre. Mientras tanto, los próximos carniceros, ya fueron a comprar la chaira.
Posdata llena de curiosidad: lo de ‘correlegionario’ ¿no será un imperativo ¡córrele!?