Lilia Arellano
“Ante una lista de candidatos se piensa que, felizmente, sólo puede ser elegido uno”: Noel Clarasó
● “Dedo” inocultable
● Morena va sólo y no aprende; “corcholatas” desatadas
● 4T, sexenio sangriento: 121,555 asesinatos y contando
Ciudad de México, 20 de junio de 2022.- Muy de acuerdo y cumpliendo las instrucciones presidenciales, Mario Delgado hizo formalmente oficial el método de selección del candidato de Morena, el cual se realizará a través de dos encuestas y no hay de otra. Habrá un primer sondeo para inscribir y seleccionar solamente a quienes se sientan capacitados y capaces de darle continuidad al proyecto o a los proyectos de López Obrador. Será de aproximadamente un año todo este proceso y, aquellos cuya obtención de votos sea mayor, pasarán a la siguiente, la de los “finalistas” y, de ahí, como en cualquier evento deportivo saldrá el campeón. La “corcholata” que más aplauda será, a no dudar, la ganadora y tendrá como gran premio la entrega de la conducción de un país en ruinas.
A cada paso, con anuncios y determinaciones hechas públicas a través del disque líder nacional de Morena, se presenta en todo su esplendor una realidad inocultable: sólo la voluntad, la selección, el dedazo -como sucedió en la etapa de mayor poder priísta- del presidente López Obrador contará y, por ahora, sin ningún rubor y mucho menos respeto para la investidura presidencial y para los ciudadanos presenta tres candidatos a quienes denomina “corcholatas”, mote con el cual, habiendo obtenido el triunfo electoral, habrán de transitar en el máximo cargo político tanto Ebrard como la Sheinbaum o el “paisa” Lopez. O ¿seremos nosotros quienes vamos a padecer seis años de corcholatazos?
Porque dadas las condiciones políticas del país todo parece indicar será el candidato de Morena el triunfador en los próximos comicios presidenciales, a menos suceda algo extraordinario. Tal previsión surge de algunas consideraciones porque se trata no sólo del dominio del partido del tabasqueño presente en prácticamente en todo el territorio nacional; influye siga manteniendo un estricto control de los presupuestos federal y estatales, y por la distribución de dinero entregado directamente a un considerable grupo poblacional formandose así el ejército electoral del mandatario.
Es así como se prevé los mexicanos tengamos otros seis años de vigencia del régimen de la auto denominada Cuarta Transformación con todas las ventajas generadas para dos sectores sociales: el de las mayores necesidades por carecer de todo y el de los gigantes empresarios de siempre: los de contratos de obras, de bienes y servicios, con aquellos con quienes están creando otra camada de nuevos ricos, logrando seguir asegurando el patrimonio de sus siguientes cuatro o cinco generaciones. Las desventajas logran la igualdad al convertir la jodidez en un estándar de vida, entre muchos otros factores causantes de incertidumbre, inseguridad, miedo.
Esa perspectiva se alimenta por no contar con una verdadera oposición a la administración de AMLO, pues los partidos políticos de la alianza Va por México están no sólo desarticulados sino también con liderazgos altamente cuestionados, considerándose en las organizaciones integrantes la inminente, urgente salida tanto de Alejandro “Alito” Moreno en el PRI como de Marko Cortés en el PAN. El PRD a estas alturas es sólo un membrete. Así, ocupados en arreglar sus asuntos internos poco o nada ofrecen como alternativa a la ciudadanía. Están vetados para hablar de responsabilidades, para criticar a las “corcholatas” en campaña, a esos funcionarios a quienes se les paga por trabajar, por cumplir con las tareas encomendadas, no para andarse promoviendo y gastándose el dinero del erario. Y ¿si no es de esas arcas, entonces de cuáles sale todo lo gastado?
Los métodos de selección de Morena surgidos después del fracaso y las críticas a la famosa “tómbola”, son tres: el de las encuestas, el de la insaculación mediante sorteo y la elección en asambleas por voto mayoritario. En el tricolor, en los tiempos de gran desempeño de López Obrador, al tercero se le llama “asamblea de delegados”. Ni los procesos del tabasqueño en tono tricolor ni los moraditos han logrado estar exentos de opacidad, verse libres de señalamientos sobre su manipulación y la generación inmediata es de incertidumbre y abandono de las filas. El servicio de todos estos entramados culmina en el disfraz del gran “dedo” utilizado en los regímenes priístas y el cual ha sido adoptado, arropado, decorado con el gran cinismo de la 4T.
Siguen los morenos y el propio Ejecutivo federal sin aprender de las experiencias del pasado. El metodito seleccionado sin duda, causará problemas y fracturas al interior de Morena. Los ejemplos sobran: en 2017, cuando se dirimía la candidatura al gobierno de la Ciudad de México entre Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum, Martí Batres y Mario Delgado, se implementó una opaca encuesta de la cual a los aspirantes no se les informó sobre la metodología y mucho menos conocieron con anticipación cómo se diseño ni quién la aplicó. Totalmente en lo oscurito definieron la candidatura de Claudia Sheinbaum, ahí aplicaron un clásico “dedazo”, cuya orden salió de la oficina instalada en la calle San Luis Potosí dentro de la colonia Roma. A Mario Delgado, en ese momento representante del equipo de Ebrard, ya le estaban preparando la consolación; Martí Batrés declinó en favor de su nueva jefa y Monreal terminó por aceptar la pluri senatorial y el liderazgo de los morenistas en esa Cámara. El primer gancho al hígado lanzado por el zacatecano llegó hasta Palacio Nacional al obtener, por acuerdos en directo, llevando a cabo prolongadas sesiones de cabildeo, la presidencia de la Jucopo. Se desdibujó en esos momentos la fractura. ¿Será lo mismo ahora?
Los problemas internos y asomos de ruptura por la utilización del método de encuestas también se presentaron en sucesivos procesos electorales: en los comicios de 2021, cuando se renovaron 15 gubernaturas, y en los de 2022, con cambios en los gobiernos de otros seis estados. Ante los conflictos, Morena clasificó como reservada la información metodológica de sus encuestas y decidió ocultar los contratos supuestamente suscritos con casas encuestadoras, para tapar el hecho de estar aplicando, simple y sencillamente, el clásico “dedazo”, hoy a la tabasqueña.
Violar las leyes electorales al realizar actos anticipados de campaña, al no rendir cuentas sobre lo gastado en anuncios para promover consultas populares, como la llevada a cabo para la revocación, o ratificación, o para levantar el ego presidencial, al ausentarse de sus labores aún a sabiendas de ser extremadamente importantes los cargos asignados, es ya una constante presente lo mismo en el templete mañanero que en las plazas públicas. A los aspirantes a suceder al tabasqueño conocidos como las corcholatas, se les entrega un alto sueldo, se les dejan las manos sueltas, se les pagan vestidos, zapatos, sustento, gastos extraordinarios, de viaje, se les premia económicamente, reciben compensaciones pero ¿quién les da para sus chicles, para la promoción, con quienes están haciendo un equipo paralelo al impuesto oficialmente? ¿Estas campañas le recuerdan las de 18 años y le reviven preguntas sobre las alianzas con las cuales se originó la frase “abrazos no balazos”?
Si según lo dicho por Mario Delgado en la primera etapa pueden inscribirse los morenistas, todos aquellos dispuestos a prolongar el proyecto lopezobradorista ¿por qué son tan insistentes en eliminar a Ricardo Monreal, coordinador de los senadores morenistas?. El zacatecano marca su línea y concluye: “Para mí la encuesta que realiza y levanta el partido carece de transparencia, de profesionalismo, de equidad, y sobre todo que no es confiable a los ojos de nadie. No es un método democrático”. Monreal también avizora un escenario de ruptura si no se corrige la manera como Morena resuelve las encuestas: “No creo que aguante este ejercicio. Va a haber problemas serios si no buscamos un mecanismo distinto. Hablamos de la candidatura presidencial, y yo creo es tan importante que se juega el futuro del país”.
Los problemas y rupturas internas se han presentado en Morena por la manipulación de las encuestas: el senador morenista José Narro Céspedes fue aspirante a la candidatura al gobierno de Zacatecas. Tras el levantamiento de una cuestionada encuesta fue asignada a David Monreal en el marco de las elecciones de 2021 y de nada valieron las inconformidades de Narro ante los órganos internos de Morena. En Colima, la diputada Claudia Yáñez renunció a Morena tras la designación de Indira Vizcaíno como candidata al gobierno. Yáñez acusó “intereses oscuros y acuerdos cupulares” en esa selección. En Chihuahua, el senador Cruz Pérez Cuellar, aspirante al gobierno acusó a Gabriel García –ex coordinador general de Programas para el Desarrollo- de influir en el levantamiento de encuestas, utilizar indebidamente el padrón de beneficiarios de programas sociales y “cucharear” los ejercicios. Morena perdió esa entidad.
En Guerrero, la senadora Nestora Salgado acusó que la dirigencia nunca mostró a los aspirantes a la candidatura las encuestas respaldando la decisión de asignar la candidatura a Félix Salgado Macedonio, antes de serle retirada para posteriormente, sin el menor recato, postular a su hija, Evelyn Salgado. También en el proceso electoral de este año, tres aspirantes volvieron a reclamar una presunta manipulación de las encuestas por parte de la dirigencia encabezada por Mario Delgado: el senador José Ramón Enríquez Herrera, la senadora Susana Harp y la ex alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz, aspirantes a las candidaturas al gobierno de Durango, Oaxaca y Tamaulipas, respectivamente. Enríquez Herrera calificó el proceso interno de selección como un fraude, una imposición, un “dedazo” y una puesta en escena. Durango lo perdió Morena.
DE LOS PASILLOS
Hasta en los números oficiales ofrecidos en Palacio Nacional por el presidente Andrés Manuel López Obrador se confirma México resiente el sexenio más sangriento de su historia. De acuerdo con las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) los 120 mil 463 homicidios registrados en el sexenio del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) ya fueron rebasados en el mes de mayo. Hasta abril, el gobierno de Morena acumulaba 118 mil 732 víctimas de homicidio y feminicidio. Con las 2,823 registradas en mayo, se llegó a más de 121 mil 555, enfilandose a las 156 mil 385 contabilizadas durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto. “Por el lado cuantitativo, los datos confirman que México atraviesa por los tiempos más violentos de la historia contemporánea, que estamos estancados en la violencia letal y que de continuar esta tendencia este será el periodo sexenal más violento de la historia del país”, advirtió Ricardo Márquez Blas, autor del libro “México: Seguridad, violencia y futuro en crisis”.