* Una medición publicada por El Financiero, indica que si hoy fueran las elecciones para el gobierno de la CDMX, la alianza PAN, PRI, PRD ganaría con el 44 por ciento de las preferencias contra el 22 por ciento de Morena y sus aliados. Esta lectura habla de las sorpresas que están por verse a dos años de la elección presidencial donde, aunque el partido en el gobierno ganó cuatro de seis gubernaturas en las recientes elecciones, las cosas pueden cambiar en el ánimo de los votantes
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
¿Será acaso efecto del pésimo manejo de la tragedia de la línea 12? Será el sereno, pero a dos años exactos para las elecciones en la capital del país, una encuesta telefónica del diario “El Financiero” registró un sorpresivo vuelco en las preferencias, en donde Morena y aliados pierden en el mes de abril entre seis y 12 puntos porcentuales, y Xóchitl Gálvez surge con ligera ventaja como probable candidata de “Va por México”, con 44 por ciento y la coalición gobernante con 42 por ciento.
Es claro que las encuestas son, como se definen hace ya muchos años, “la fotografía del momento”, pero llama mucho la atención la sorpresiva caída de la alianza Morena-Verde-PT, ya que entre noviembre de 2021 y marzo de 2022, se habían sostenido con una ventaja de entre seis y 12 puntos.
Según la encuestadora de “El Financiero”, a cargo de Alejandro Moreno, entre mayo y junio del presente año, se registró un “empate estadístico”, con la alianza opositora arriba por dos puntos.
La panista Xóchitl Gálvez surge de pronto encabezando, aunque ligeramente, las simpatías de los capitalinos, con 34 por ciento de opiniones positivas y 79 por ciento de conocimiento de su persona, arriba de morenistas como Clara Brugada -alcaldesa de Iztapalapa-; Martí Batres (Secretario de Gobierno, colocado con la finalidad evidente de empujarlo a la nominación) y la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez (con larga trayectoria de puestos en CDMX), que suman entre 29 y 31 por ciento en preferencias y conocimiento, respectivamente.
Parece claro que este “empate técnico” cayó hoy temprano como balde de agua helada en Morena, y específicamente, en el equipo de la doctora Claudia Sheinbaum, en donde, como es posible suponer, había una clara sensación de seguridad en la ventaja que habían conservado, por lo menos en las mediciones desde noviembre pasado.
Faltan dos años para los comicios en la capital, simultáneos con los presidenciales, pero parece que en el equipo gobernante, la seguridad en el triunfo, que casi siempre es precaria, se ha derrumbado.
Todo lo anterior, si se recuerda la amarga sorpresa que hubo el año pasado, cuando la alianza opositora se levantó en los comicios con nueve de las 16 alcaldías, con lo que el partido oficial y sus aliados quedaron reducidos a minoría, con siete.
Pero con las encuestas a partir de noviembre, pareciera que comenzaron a recuperar terreno con cierta amplitud, pero el derrumbe experimentado, según indicios desde abril, les coloca en una enojosa realidad.
La pregunta que ya puede formularse a partir de esta encuesta sería: ¿Contaminará esta caída en la capital a otras entidades del país?
Ya veremos lo que suceda lo que resta del año, y tomando en cuenta que ya estamos a la mitad.
¿LLAMADO DE ATENCIÓN A LOS NUEVOS GOBERNADORES?
Extrapolando un poco acerca de los posibles efectos de la encuesta, referida por lo pronto a la capital del país, se podría especular de entrada con el hecho de que, ahora que en los cuatro estados que Morena capturó en las elecciones de hace dos semanas, y que no terminan de celebrar, pues quizá podrían, por lo pronto, poner sus barbas a remojar.
En los últimos años, el viraje en las preferencias del electorado invariablemente era del PRI y PAN hacia Morena. La sangría en preferencias fue casi constante, básicamente desde la campaña de 2018. Este viraje de Morena hacia la oposición es una auténtica novedad de mucha relevancia.
Los seis nuevos gobernadores que ganaron en los comicios del domingo cinco bien podrían considerar el fenómeno. Sobre todo, que comenzarán su mandato con recursos algo menos que exiguos, pero los electores estarán prestos a recordarles sus expansivas promesas de campaña.
En las circunstancias actuales, la decepción de los ciudadanos suele transformarse en frustración, a lo que sigue la ira.
De poco les servirá decir: “Es que en Hacienda no me fuman, ni me toman la llamada…” Eso no funcionará, como se puede anticipar. Promesas son promesas… y hubo muchas, la mayoría desorbitadas, fuera de la realidad.
Así las cosas ¿Se podrá anticipar ya lo que apenas diez días atrás se veía imposible? ¿que las masas ciudadanas comiencen a despotricar contra Morena y recuerden a los nuevos gobernantes a su familia entera?
Elocuentes analistas decían hace muy poco que “Morena avanza hacia el 2024 de manera por demás incontenible”.
¿Será? ¡Quién sabe!