• El país, a su máximo potencial
• Indios podridos en las cárceles
Dos noticias aparentemente inconexas llamaron hoy la atención del escribidor. La primera se dio en Palacio Nacional. El presidente Peña Nieto encabezó, en ese fastuoso escenario juarista, el ambicioso Programa de Inversiones en Infraestructura de Transporte y Comunicaciones. entamente – lentas van las cosas en palacio – ya empezaron a conocerse los planes concretos de las obras públicas.
La aparentemente estratosférica cifra (pero no) de 1.280,000.000,000 de pesos, prevista y anunciada, que indudablemente irá a michas con inversionistas privados, servirá para “mover a México”. Sin embargo, el presidente Peña Nieto agregó la cifra anterior, para infraestructura de Transporte y Comunicaciones, al presupuesto conjunto con Pemex, la CFE y Conagua, y presumió una inversión total de 4.000,000.000,000, que incluso, dijo, se podría incrementar.
El secretario Gerardo Ruiz Esparza informó, en un acto de pompa y circunstancia en el Patio Central de Palacio, que ese billete servirá para la ampliación y conservación de la red carretera federal, la construcción y modernización de caminos, puentes, ferrocarriles, puertos y aeropuertos; el establecimiento de una rectoría de sistemas de transporte que mejore la movilidad urbana, reduzca los tiempos de traslado, abata los costos logísticos, mejores la seguridad de los usuarios y amplíe la cobertura social en telecomunicaciones.
Suena muy bonito. Con todas esas obrotas, el escribidor ya está imaginándose un país como Alemania, como Italia, como Francia, como Islandia, como Noruega, como Estados Unidos, y de perdida como los emiratos árabes o Hong Kong, y en menos tiempo del que les llevó a ellos ser supermodernos. En cinco años y medio, México pasará a ser de los grandes. Autobuses de lujo para ir al pueblo; trenes panorámicos que parten a cualquier lugar del país desde la estación del Metro más cercana a casa; supercarretera para desplazarse a Atlacomulco o mejor aún a la Brecha, en aquella Sinaloa de mis amores de estudiante, o a Sabanilla, en la selva chiapaneca.
Es más, con tales inversiones, como lo dijo Ruiz Esparza, “México puede ser la gran plataforma logística de América Latina (por encima de Brasil, compa), para lo cual se deben generar ahorros sustanciales en tiempos y costos de traslado de mercancías”. La grandes obras proyectadas permitirán a las empresas tener mayor certidumbre sobre la orientación de la inversión pública, los proyectos a ejecutar y mejores posibilidades de planear eficazmente su trabajo y prever los requerimientos financieros necesarios.”
Claro que el billón y medio incluye inversión privada, crucial para alcanzar los objetivos, como lo dijo Ruiz Esparza. Y para empezar, se construirán 15 autopistas, siete aeropuertos, tres trenes de pasajeros, y el gran reto de cerrar la brecha digital en telecomunicaciones.
Sobre este último rubro, resaltó que se pondrá en órbita dos satélites y se licitarán dos canales de televisión, y que en materia aeroportuaria se sigue trabajando en el análisis para procurar la mejor solución que atienda la competitividad aérea en centro del país.
La segunda noticia impactante de hoy es la que dio, en boletín de prensa, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos: persiste, en México, la violación de los derechos humanos de los indígenas en reclusión (y digo que no sólo en reclusión carcelaria, sino en la reclusión en los montes de este país, a donde fueron echados por conquistadores y caciques modernos, apoyados por autoridades municipales y estatales e incluso federales.)
Dirían que son pocos los indios encarcelados – unos 8 mil 500 -, pero sufren discriminación, pésima atención médica, falta de información sobre sus derechos humanos, carencia de recursos y escaso contacto familiar por la lejanía que suele haber entre los centros de reclusión y sus comunidades, y desconocimiento de los beneficios de libertad anticipada que pueden solicitar, de acuerdo con el nuevo sistema de justicia penal, entre otros.
Dos hechos que sí tienen que ver entre sí. El México movido, el moderno, no tocará a los indios de México. Téngalo por seguro.
fgomezmaza@analisisafondo.com
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