La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Tan fácil que sería gritar: ¡al diablo con su tratado!
De gira por Nayarit, el presidente López Obrador mandó un mensaje en el que señala, en relación a las consultas solicitadas por Estados Unidos y Canadá en el T-MEC, que México no cederá por cuestiones de patriotismo y soberanía.
En su argumentación, el tabasqueño atribuye la diatriba comercial a los conservadores cuando afirma lo siguiente:
“Fíjense no tanto a los del gobierno de Canadá o al de los Estados Unidos, sino a los conservadores mexicanos, no pierden la maña de rendirse, de someterse, de hincarse frente a los extranjeros cuando lo hicieron cuando fueron a buscar a Santa Ana al exilio, siempre actúan como traidores a la patria”, sostuvo en un video que compartió en sus redes sociales”.
Sin embargo, el mandatario pierde de vista que el asunto es una solicitud formal de nuestros socios comerciales y, por lo tanto, la respuesta mexicana debe ser en el mismo tono: oficial.
El fondo del tema, es que hay un acuerdo firmado y ratificado por el Senado, no se trata de considerar si se cumple o no, las reglas se tienen que respetar. Ahora, si el Tlatoani está convencido de que al aplicar lo establecido en el capítulo energético se viola la soberanía, la cuestión es muy sencilla: que saque al país del convenio.
No hay que enredarse, los funcionarios mexicanos no pueden llegar y decirle, a sus contrapartes, que todo es un chisme acreditado a la mala leche de un grupo de traidores que están dolidos con la 4T, por el contrario, tienen que esgrimir sus razones, si es que las hay, para cerrar el diferendo.
Ni Biden ni Trudeau, se van a impresionar por las movilizaciones que se hagan en el zócalo en defensa de la patria. Así pues, insistimos, si a don Andrés le parece inadecuado lo acordado, que se salga, si no, más le vale apegarse a la norma, son las dos sopas que hay.