Eduardo Sadot
Beatriz Paredes esa esbelta e inteligente jovencita diputada, de la cincuenta y una legislatura federal en el edificio de Donceles, ahí por los años ochentas, la última de Donceles y la primera de San Lázaro, ésa jovencita diputada, cuya curul estaba entrando, del lado derecho aproximadamente en la fila veinte de las curules, en cuyo extremo estaba la curul de Miguel Ángel Camposeco, luego Beatriz Paredes – quien por cierto nunca permanecía en su curul, siempre caminando y haciendo política y después la curul de Cuauhtémoc Anda Gutiérrez, delante de ella dos lugares a la izquierda Don Antonio Rocha Cordero y sus paisanos potosinos, Refugio Araujo, Guillermo Medina de los Santos, de ésa legislatura son: Miguel Lerma Candelaria, Humberto Hernández Hadad, Euquerio Guerrero. Una legislatura presidida por Luis M. Farías, cuyos miembros, muchos a la sazón, fueron gobernadores de sus estados, Don Lauro Ortega, Pichardo Pagaza, Pedro Joaquín Coldwel, Fidel Herrera Beltrán, José Murat, José Ramón Martell, Guillermo Jiménez Morales, Armando del Castillo Franco, Arnoldo Ochoa, Genovevo Figueroa, Emilio M González, Juan Sabines, Francisco José Madero, Rubén Figueroa Alcocer, Jesús Murillo Karam, David Gustavo Gutiérrez, Griselda Álvarez Ponce de León, Rafael Camacho Guzmán, Rafael Corrales Ayala, Rodolfo Landeros Gallegos, Roberto de la Madrid Romandía, Carlos Sansores Pérez, Salomón González Blanco, Oscar Ornelas, Jorge Soberón Acevedo, Víctor Cervera Pacheco, Eliseo Mendoza Berrueto, Graciliano Alpuche, José Guadalupe Cervantes Corona, Jesús Canales Clariond, algunos de éstos últimos llegaron en ésa época desde el senado, o después desde otros cargos, pero todos ellos llegaron a gobernar sus estados. Si la LI legislatura no ha sido la que más gobernadores ha dado al país, seguro que está entre las que finalmente, más de sus miembros llegaron a gobernadores.
Las legislaturas, esto es, los grupos de diputados y de senadores en cada periodo, conviven tres años, algo así como un grupo de escolares en un curso de tres años, donde se conocen todos, de todos los partidos, si son inteligentes comprenden que los adversarios son adversarios políticos pero antes son mexicanos, que en tribuna pueden argumentar y sostener sus ideales con discursos, apasionarse y hasta pelearse, pero si tienen visión de estadistas cultivan relaciones con parlamentarios de otros partidos que les servirán en el futuro no solo a ellos, a sus partidos y a México, inclusive para construir acuerdos con todos los partidos, en beneficio de su Patria, ahí se mide su tamaño, los hay grandes o temporaleros, diminutos.
Beatriz Paredes Rangel, desde joven diputada en el LI Legislatura eso hizo siempre, construir, buscar acuerdos, cuidó las formas con sus compañeros y hoy cosecha todo lo que sembró e hizo a lo largo de su vida, es una mujer de valores, principios y virtudes, sabe lograr sus propósitos, el único problema podría ser su salud derivado de un sobre-peso es la única candidata – desde luego que no corcholata – de peso completo, políticamente hablando pero también físicamente, pero sabe que si logra bajar de peso físico, no solo mejorará su salud sino que estaría enviando un poderoso mensaje a las mujeres de lo que es capaz una mujer cuando se propone y determina hacer su voluntad, si lo logra, podrá transitar cómodamente hacia la candidatura a la presidencia de México, con salud plena, si lo que se requiere es una mujer, no tiene competidora, ha sido gobernadora, presidente de su partido, subsecretaria de gobernación, no es de ése tipo de políticos que hoy dicen los jóvenes – todas mías – que son incapaces de impulsar a nadie para continuar un proyecto político, que muchos lo hacen por vanidad solamente, ella ha formado cuadros, sencillamente tres de quienes fueron sus colaboradores han sido gobernadores de su Estado Tlaxcala, se de muchos políticos que aún habiendo sido secretarios de gobernación, fueron incapaces de impulsar a nadie de su equipo, o porque se rodearon de serviles aduladores incompetentes, cuyos colaboradores nunca escalaron nada más allá de los cargos ocupados bajo la férula de su jefe.
Beatriz Paredes, como candidata, tiene una cualidad escasa en la historia de México en un candidato, porque a veces, un buen candidato puede ser un mal presidente, o un buen presidente es un mal candidato, ella es buena candidata y tiene madera para ser la primera mujer presidente y la mejor presidente de México en el siglo XXI, porque a su edad, no es una mujer que tenga más intereses que servir a su Patria, inclusive ni siquiera la movería el mezquino interés de pasar a la historia, nomás por pasar – como se estila ahora – pues con lo que ha sido hasta éste momento, tiene más que ganado su paso a la historia. Curiosamente hoy en la oposición los nombres mencionados hasta ahora, a diferencia de las tres corcholatas, coinciden en la dualidad cualitativa, de ser buenos candidatos para ser buenos presidentes.
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