- Habrá tacos de chipilín en los últimos días de septiembre en Palacio Nacional: asunto acabado
Palabra de Antígona
Sara Lovera
A las feministas contra la militarización, a la ciudadanía que hizo una velada el martes por la noche llenando las calles de Reforma, a las opiniones de Naciones Unidas sobre el riesgo de mantener la permanencia de militares en tareas policíacas, ni las oyeron, ni las vieron.
Este jueves el Senado de la República, con mayoría simple, aprobará la iniciativa presidencial para dar la operación y administración de la Guardia Nacional al ejército.
Sucedió, sin tragicomedia, como suponían analistas y opinadores. Hubo una nueva vuelta a la tuerca, entre los hombres del poder, porque ahora resulta que, esa idea por un lado, de que la militarización antenta contra la seguridad y la integridad de las mujeres es “exagerada” y sin fundamento; y la convicción presidencial, en boca de su paisano, el secretario de Gobernación, los militares “cambiaron, se profesionalizaron”, no son los de 1968, ni los de la guerra sucia. Son otra cosa.
Y, sólo entre morenistas, compartieron, “unidos” un “diálogo” que dejó sin piso ni techo, a esa idea de que todo el Senado recobraría su independencia y autonomía, la mayoría, se alineará, “ya que no es AMLO el que necesita la unidad, sino el país” dijo vehemente el secretario de Gobernación, y “amablemente” les pidió dejar atrás “batallas inútiles”. Mientras el senador Ricardo Monreal Ávila, le dijo que tiene respeto y cariño al presidente de la República, por ahora asunto terminado. Pero puntualizó, le dijo al enviado presidencial que él sabe la necesidad de mantener los contrapesos y el equilibrio entre los poderes.
Por ello y sin rubor, Adán Augusto López Hernández, les anunció a las y los senadores morenistas, que en los últimos días de septiembre podrán reunirse, luego de más de dos años, con Andrés Manuel López Obrador, para comer tacos de chipilín en Palacio Nacional.
¿Operación cicatriz?, quien sabe. Sin duda Monreal Ávila, viejo lobo de mar, parece salir ileso, al interior de Morena en la cámara alta, y estoico enfrentará a la oposición partidaria, a las mujeres, a las colectivas antimilitares, sorteará las críticas, se mostrará antimilitarista y sabrá continuar, increíble. Se dio palo a quienes esperaban mayor resistencia y dignidad en la casa del pacto federal.
Lo que es cierto, y debe considerarse, es que el enviado del presidente, pidió disculpas, dijo que los dejó plantados el otro día, por “compromisos familiares”, y se auto comprometió a ser un interlocutor con el poder legislativo, permanente y sistemáticamente “me gustaría verlos todos los días”. Chanceó con el jefe político del senado por “rebelde, a veces…” Como compañeros de escuela, hasta sonrió.
Los posicionamientos de ambos, Adán Augusto y Ricardo Monreal se hicieron en público, con prensa y video. La discusión, en serio, fue privada. Y aunque oficialmente las comisiones trabajan las iniciativas que “podrían tener cambios, incluso en las comas”, el Senado resolverá en las próximas horas. Pero esas leyes irán a la Suprema Corte y se judicializarán, sin duda.
Mientras Monreal estaba muy tranquilo, porque su plaza está bajo control, el secretario de Gobernación hizo un vehemente llamado, una y otra vez, para actuar juntos; el senador zacatecano marcó el territorio, amable, sin usar jamás epítetos o calificativos, como se ha hecho en la real politik mexicana dijo: “el presidente nunca ha tenido un gesto de intervenir en el Senado”, y agregó “es la primera vez que el presidente de la República emite sus mensajes, pero nunca ha tenido un solo gesto de intentar una intromisión en el Senado”, además le mandó saludos y parabienes.
Adentro, quién sabe lo que se dijo. Pero, como explicó el nuevo presidente de la mesa directiva del Senado, el poblano Alejandro Armenta Mier, es claro que la Guardia Nacional será parte de una dependencia del ejecutivo, porque el ejército no es una paraestatal, como diciendo que AMLO es el responsable y es un civil.
Mañana ¿La votación? Un misterio. Los números hablarán. Pero las senadoras y los senadores del partido oficial y con la oposición, están en sesión permanente y supuestamente las iniciativas en análisis de comisiones, una de las cuáles, la de justicia, está encabezada por Olga Sánchez Cordero, la ministra en retiro que a cada rato se dice feminista.
¿Una derrota? Para el grupo gobernante, por ahora, no. Para la ciudadanía, sí. Y quienes se adelantaron en pesar en una división inminente en Morena, por ahora, tendrán que esperar, saben que su partido está en plena reyerta en todo México; que la conflictividad social crece, por la inflación, la baja en el consumo, la caída de las inversiones y la situación crítica de la salud es en todo el país; con anuncios graves, especialmente para la población infantil y adolescente; además una bomba de tiempo en las finanzas públicas del país por las pensiones, ya que casi 2 de cada 10 pesos (1.2 billones) del presupuesto se destinarán a pagar las pensiones para adultos mayores, uno de los programas insignia de Andrés Manuel López Obrador.
En el Senado, no importan las críticas y los temores sociales, todo es política y previsiones electorales. Y no se sabe, no hay respuesta para esa pregunta que nos hacemos sistemáticamente ¿Y las mujeres qué? Veremos.