El ex jefe de Gobierno del Distrito Federal (DF), Marcelo Ebrard Casaubòn anhelaba no sólo la candidatura perredista a la Presidencia de la República en el 2011, sino también la misma silla presidencial que hoy ya ocupa el priìsta Enrique Peña Nieto, sin embargo; luego de los resultados para definir al abanderado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a favor de su contrincante Andrés Manuel López Obrador por un mínimo margen, el mismo Ebrard aseguró que apoyaría tal veredicto pues de otra manera: “La izquierda dividida sólo iría al precipicio”.
Ingenuos aquellos que pensaron que sólo con esta declaración, Ebrard no iniciaba ya por sí solo –y quien en el camino quiera apoyarlo— su ruta a la presidencia en el 2018.
Durante la propia campaña electoral de López Obrador, Ebrard nunca dejó de pronunciar que de hecho él ya estaba en precampaña para su candidatura y apenas hace unos días advirtió que en diciembre de este 2013 iniciaría todo su trabajo en pro de postularse para la presidencia en las próximas elecciones, lejanas para algunos pero que en la práctica están ya aquí.
Marcelo Ebrard, sabe que lo importante es no salirse nunca de la película y estar siempre en forma con discurso articulado, lo llamen o no “al entierro” y hasta lo necesario que es llamar la atención aun cuando el destinatario de sus enunciados no se dé por aludido, como fuera el caso del debate propuesto por él con Peña Nieto sobre la reforma energética.
Ebrard nunca se ha bajado del ring y tira no sólo derechazos, sino también golpes de izquierda que ya van dejando adoloridos a muchos y a punto de desplomarse.
Con la creación de una nueva corriente al interior del PRD, la llamada Izquierda Renovadora en Movimiento (IRM), Ebrard dice no querer fracturar a la izquierda, sino cohesionarla, pero ya desde ahí empieza a mandar golpes contundentes al mismísimo líder nacional de su partido, Jesús Zambrano a quien le critica –por ahora–, lanzarse a la discusión por la reforma energética de una manera tibia y con enunciados que no han sido ni explicados, ni expuestos.
Marcelo Ebrard nunca se ha ido. Pregúntenselo sino al mismísimo actual jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, quien no sólo tiene la sombra mediática de su antecesor, sino también un enemigo al que le gusta brillar de manera cegadora. Y si ya hay tres candidatos muy apuntados en la izquierda para el 2018: AMLO, Mancera y Ebrard, mucho es gracias al activismo adelantado del tercer contrincante aquí anotado.
De cualquier forma Ebrard aplica la de divide y vencerás.
Acta Divina… Apenas el lunes de esta semana, Marcelo Ebrard afirmó que no lo den por muerto en su búsqueda por la Presidencia y que quien se dé, es un mediocre.
Para advertir… Libros del texto de primaria con 117 errores ortográficos. Falta señalar los didácticos y cognitivos.
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