Francisco Gómez Maza
• Pero el coco del Banco Central es la inflación
• Lo más peliagudo es la “inflación subyacente”
La noticia es motivo de celebración para los correligionarios de López Obrador y de rabia para sus adversarios que, por cierto, se hicieron presentes, ayer martes, en el atril de conferencias de prensa del Patio del Federalismo en el Senado, en donde, en honor a la verdad, dijeron puras notas ya sabidas e intrascendentes. Cómo sería que el actor principal fue el Chucho menor del PRD. Y ya saben quién es…
Pero lo más destacado de la jornada martiana fue el envío del informe trimestral del desempeño de la economía, realizado por el banco central al Senado, documento en el que se destaca que el desempeño de la economía, en el periodo mencionado, fue reflejo de la continua reactivación de los servicios y de la tendencia al alza que mantienen las manufacturas.
Muy optimista el documento: Se recupera la actividad económica. Sin embargo, una nota nada optimista fue la relacionada con los precios de la economía. De acuerdo con el informe del Banco de México, el panorama inflacionario representa un reto importante para el Banco Central”
En el tercer trimestre de 2022, reporta la institución bancaria central, actividad económica en México continuó con su recuperación y se ubicó en niveles similares a los del cuarto trimestre de 2019, antes de la emergencia sanitaria.
Pero el panorama inflacionario es el reto importante para el Banco Central. Claro, por supuesto. Porque el trabajo fundamental del instituto bancario central es lograr el control de la inflación medida por el comportamiento de los índices de precios al consumidor y al productor y, ahora, por el comportamiento de la llamada inflación subyacente que se fija en los precios de ciertos productos como el petróleo y sus derivados.
Pero, y yo quiero pensar que las mediciones que realiza el Banco Central son verdaderas y no manipuladas políticamente: “Hacia delante, se anticipa que la economía mexicana continúe enfrentando un entorno de mayor debilidad económica y elevada incertidumbre a nivel global”.
El Banco Central reportó que, en el entorno internacional sumamente complejo e incierto, los mercados financieros nacionales han mantenido, en general, un funcionamiento ordenado. En particular, el tipo de cambio conservó un comportamiento más resiliente con respecto a lo exhibido por monedas de otras economías emergentes, a pesar de la fortaleza del dólar estadounidense.
Pero la preocupación fundamental de los banqueros centrales es el control de la inflación, el o rigen de la mayoría de los males de los agentes económicos y de la economía en general. El informe revela que, durante el trimestre reportado, la inflación en México continuó afectada, principalmente, por los efectos acumulados de los choques de la pandemia de Covid-19 y los del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que “han resultado ser más profundos y duraderos de lo anticipado”.
Además, lo que más se ha visto afectado son los precios de los bienes y servicios que componen la canasta básica, de la que depende la satisfacción de las necesidades primarias, como la alimentación, de todos, pero principalmente de los pobres y más pobres de la sociedad.
Del proceso, han afectados, de manera generalizada, los precios de los bienes y servicios que componen la canasta del Índice Nacional de Precios al Consumidor.
Como informó oportunamente este espacio, la inflación general anual se incrementó de 7.77 a 8.52 por ciento entre el segundo y el tercer trimestres de 2022, ubicándose en 8.14 por ciento en la primera quincena de noviembre.
La inflación subyacente anual extendió la trayectoria al alza que ha registrado desde diciembre de 2020, pues aumentó de 7.33 a 7.99 por ciento entre el segundo y el tercer trimestre de 2022, y se situó en 8.66 por ciento en la primera quincena de noviembre.
La inflación subyacente es el indicador que muestra la variabilidad de los precios de consumo a corto plazo más precisa que la inflación general o convencional.
Este indicador de inflación nace tras la crisis energética de la década de 1970. Dada la volatilidad de los precios se veía necesario identificar las variaciones de los precios excluyendo del índice de precios al consumo (IPC) los componentes más volátiles:
El comportamiento de la inflación estuvo influido por el aumento que continuó exhibiendo la inflación anual de las mercancías alimenticias, si bien la de las no alimenticias y la de servicios también aumentaron. A su vez, la inflación no subyacente anual pasó de 9.10 a 10.08 por ciento entre los trimestres referidos, situándose en 6.62 por ciento en la primera quincena de noviembre”.
El documento recibido por el Senado establece que el Banco de México espera que la inflación general anual descienda, a partir del cuarto trimestre de 2022, con disminuciones más marcadas a lo largo de 2023, para ubicarse en niveles cercanos a tres por ciento en el tercer trimestre de 2024.
Además, la institución prevé que la inflación subyacente descienda desde el primer trimestre de 2023, para situarse en tres por ciento en el tercer trimestre de 2024.
Las tasas de interés de corto plazo aumentaron ante las alzas en la tasa de referencia por parte del Banco de México. Las de mediano y largo plazos se incrementaron en menor medida, lo que exhibe cierta volatilidad.