* La piedra angular de lo que suceda en lo inmediato dentro del Poder Judicial depende, primero, de la decisión que la señora Yasmín Esquivel Mossa tome sobre su futuro inmediato, y si quiere o no perjudicar a su amigo, el presidente de la República
Gregorio Ortega Molina
La decisión moral y profesional quedó en manos de la UNAM. ¿La aceptarán el Poder Ejecutivo y la SCJN? Negar que se plagió o asumirlo, tendrá consecuencias terribles para la administración de justicia, para la confianza de la sociedad en su gobierno y de los inversionistas nacionales y extranjeros en la certeza jurídica. Es la oportunidad de iniciar la auténtica lucha contra la corrupción.
¿Cumplió Yasmín Esquivel Mossa con lo asumido ante el Senado de la República? ¿Recuerda, siquiera, qué ofreció? Se lo preguntaron con el propósito de conferirle la confianza de la sociedad en su desempeño. “¿Protestáis desempeñar leal y patrióticamente el cargo de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se os ha conferido y guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión?”
La única que puede saberlo es ella, y quizá alguno de los allegados o íntimos esté enterado de si legalmente puede ejercer la abogacía y gracias a ello haber ascendido en los vericuetos del Poder Judicial, hasta aspirar a desempeñarse como presidenta de la SCJN.
Lo único cierto es que la fea duda sobre su conducta y comportamiento, nunca desaparecerá, y esa verdad pondrá una mácula en el Pleno de la SCJN y en la institución presidencial. El paso de los años, y con ellos llegado el momento de la revisión histórica sobre la esencia ética y moral de la 4T que tanto pregonan hoy, al declarar a derecha e izquierda que no son iguales, se indicará que el inicio de su derrota es precisamente solapar, a como dé lugar, a la todavía ministra Esquivel Mossa.
La piedra angular de lo que suceda en lo inmediato dentro del Poder Judicial depende, primero, de la decisión que la señora Yasmín Esquivel Mossa tome sobre su futuro inmediato, y si quiere o no perjudicar a su amigo, el presidente de la República.
En segundo lugar, los ministros de la SCJN están ante la extraña oportunidad de ser ellos los que definan el futuro político y de confianza en la sociedad, pues deben establecer las normas para que ese hecho no pueda repetirse, aunque en medio de la corrupción que campea, muchos “profesionales” se ganan la vida sin tener la autoridad de servirse de un título.
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