DE LINDES
Antes de la Revolución Islamica de 1979, las mujeres vivían de forma completamente diferente a cómo viven ahora. No existían los códigos de vestimenta, no existía la segregación de género, había discotecas y lugares de entretenimiento, en resumen había libertad, e Irán era uno de los países más modernos del Medio Oriente, pero a raíz de la llegada del Ayatolá Jomeiní al poder, todo dio un giro hacia la radicalización , al punto que hoy las mujeres ni siquiera entienden el significado de la palabra derecho, porque para ellas es algo completamente inexistente. Aún cuando en los últimos tiempos un gran sector de la población ha levantado la voz y exigido mayores derechos y condiciones de vida, especialmente para las mujeres, hoy por hoy el gobierno iraní sigue sin modificar su forma de gobernar y de regir la vida en un país que hoy parece ser una olla de presión, porque las protestas se incrementan al tiempo que los actos represivos continúan, no solo por parte de las autoridades sino también por individuos que cegados por las doctrinas radicales han decidido actuar en contra de quienes intenten llevar a Irán hacia un estado con mayores libertades.
Esto se evidenció cuando el pasado domingo 26, el viceministro de Salud y una de las autoridades sanitarias más importantes de dicha nación, Youness Panahi, diera a conocer que de acuerdo a las recientes investigaciones, en los pasados meses, centenas de mujeres estudiantes fueron envenenadas de manera intencional por individuos que hasta ahora se mantienen desconocidos, para de esta manera provocar el cierre de escuelas femeninas y demostrar que el radicalismo iraní está dispuesto a todo con tal de permanecer como hasta ahora, incluso atentar contra la vida de quienes buscando un futuro mejor acuden a la escuela llenas de sueños e ilusiones sin imaginar que el extremismo religioso de su país, es capaz de utilizar un gas tóxico sin miedo a las consecuencias, quizás porque sepan que el gobierno poco ha hecho para buscar devolver la paz a un país que hoy se encuentra fracturado y en la búsqueda de acuerdos para estabilizar la situación ante la mirada atenta y atónita del mundo que ve con desesperanza como los meses pasan y nada cambia, y la vida de miles de mujeres sigue siendo dirigida por quienes no comprenden que las mujeres ya no van a callar porque no están dispuestas a permanecer atadas a un pasado lleno de abusos, y seguirán buscando la forma de ser escuchadas, sabiendo que el camino no será fácil pero la posibilidad de un futuro distinto bien vale la pena. Y cómo dijo Melinda Gates; “Una mujer con voz, es por definición una mujer poderosa. Pero la búsqueda para hallar esa voz puede ser extremadamente difícil”.
JESSICA WOOLRICH