*Podría crecer exponencialmente si hubiera voluntad de los encargados de las políticas públicas
*En la era digital transmitir el mensaje es un reto atractivo y lleno de posibilidades
*En redes, deberemos encontrar maneras más creativas y masivas para comunicarnos con las anteriores y las nuevas generaciones
*Me encanta la vida y la vivo de la mejor manera posible
La escritora Denise.
Por Carlos Alberto Duayhe
Denise Díaz Ricárdez es una periodista y escritora originaria del lugar en el que se construyó la primera refinería del país, allá en 1906, por la compañía El Águila, industria que luego expropiada en 1938 por Lázaro Cárdenas y que funciona hasta la actualidad: Minatitlán. Ciudad vecina de Coatzacoalcos que antaño se enlazaban por embarcaciones desde ese puerto a través del río del mismo nombre; aún se usan, aunque hora en menor escala y desde allí hacia poblados limítrofes con Oaxaca. Creció entre istmeños, paisanos, mujeres y hombres laboriosos a más no poder que pese a las circunstancias adversas llevan el orgullo de esa planta petrolera que, por cierto, está en medio de la urbe. Mucho que decir de esta joven veracruzana: su calidad personal, profesionalismo y creatividad.
-Denise, ¿qué recuerdos de la infancia hay del lugar donde naciste?
-Todo. Desde las comidas familiares en casa de mis abuelas, los juegos infantiles con mis primos, mis padres, mis hermanos. Que te digo de los deliciosos platillos del mercado: una buena salsa molcajeteada de “La Orizabeña” sobre la empanada más grande (al menos así la recuerdo) y más rica del mundo; una buena avena acompañada de un delicioso chanchamito o un tamal de masa cocida; la carne de Chinameca, bañada con frijolitos negros, queso y crema de paisana; los tacos de cochinita; los chileatoles de La güera; el parque de los Leones y el Independencia donde organicé mis primeras lecturas y performances; pasaba horas leyendo, escribiendo e imaginando historias. Así pasé mi infancia, llena de sabores, juegos, amistades y muchos sueños.
-¿Cómo viste crecer la urbe?
Muchos bares y cantinas
-Minatitlán es una ciudad muy pequeña, me refiero a lo que es la zona conurbada. Me atrevería a decir que es un lugar donde casi todos nos conocemos, o, si no, conoces por lo menos al amigo, al primo o al vecino.
Siempre fue un lugar muy tranquilo, su principal actividad es la industria y la petroquímica, y todo gira en torno a ello. Recuerdo mucho haber tenido una infancia feliz, pero siempre con la necesidad de que existieran más espacios culturales y literarios, me recuerdo así, peleando e inconforme por no haber más bibliotecas, más eventos y muy crítica con todo eso, enojada de que hubiera solo bares y cantinas. Digo, ahora tengo otra visión y comprendo que era parte de mis deseos personales.
El centro de la ciudad.
-¿Qué estudiaste?
-Estudié licenciatura en Pedagogía en la Universidad Istmo Americana, en Coatzacoalcos.
-¿Dónde inicias tu carrera periodística?
“Hebdomadario” en Diario del Istmo
Diario del Istmo
-Fue precisamente en el puerto vecino de Coatzacoalcos, en el suplemento cultural “Hebdomadario”, de Diario del Istmo; ahí me dieron la oportunidad de escribir, editar, entrevistar y todo lo que implica la profesión; después de ganar un concurso de escritura me dan generosamente un espacio, una columna llamada “La porteña buena onda” sin ser porteña y ni tan buena onda, porque era una columna de crítica social y política y en varias ocasiones incomodó a más de uno.
Ex libris, otra sección cultural del Diario del Istmo, igual empieza a publicar los domingos mis textos y poemas. Así me abro paso con los grupos de escritores, empiezo a conocer todos los círculos literarios de la región y prepararme más.
Liberal del Sur
Posteriormente, el Liberal del Sur también me dio un espacio, “Todo un personaje”, fueron entrevistas donde tuve la oportunidad de conocer a muchas personas de todas las esferas sociales y diferentes profesiones; eso pienso que de alguna forma me hace crecer periodísticamente.
Xalapa
Y de ahí, bueno, el trabajo fue en Xalapa, reportear, entrevistar buscar la nota diaria. No fue digamos tan fácil, me fui a Xalapa con la intención de estudiar Letras pero esa carrera no estaba en sistema abierto y yo tenía que trabajar para sobrevivir en la capital. Así que sí tomé algunos cursos, diplomados en literatura de la UV, en fin todo lo que veía. Lo bueno que ahí si había mucho de esto y en todos lados.
Empecé a trabajar por mi cuenta lo que llaman freelance mandaba notas a los amigos que empezaba a conocer de distintos medios, y empezaban a surgir los portales de noticias así que ahí me coloqué poco a poco.
Colaboré en Revista Mx, una revista especializada en arquitectura, muy visual y con extraordinarias fotografías, entonces yo me encargaba de las entrevistas y lo literario. Ya por azar del destino o porque me tocaba no sé, caigo en el club de periodistas estatal y bueno ahí las posibilidades se amplían, conozco más periodistas de todo el estado y del país. Pero entonces comienzo a dedicarme más a la comunicación institucional y manejo de prensa en dependencias gubernamentales.
-¿Qué experiencias profesionales recuerdas, hasta ahora, con más presencia?
Me encanta la vida.
-Soy muy inquieta y siempre estoy en constante evolución. Creo fielmente que todo en esta vida son ciclos y cada ciclo está lleno de aprendizaje, para mí todos los trabajos los llevo en el corazón con mucho cariño, mis inicios periodísticos; el trabajo de redacción; la comunicación institucional en partidos políticos y dependencias de gobierno; el trabajo editorial en universidades públicas en fin, todos me han dotado de experiencia profesional y personal, soy joven así que continúo en constante aprendizaje, soy una esponja. Me encanta la vida y la vivo de la mejor manera posible.
–¿Cuéntanos algunas de tus vivencias?
David Martín del Campo, primero en impulsarme
-Tengo muchas también, el conocer tantas personalidades, entre escritores, artistas, pintores, periodistas en fin, mucha gente que me ha abierto las puertas de su casa y de su vida. Mencionaré con profundo cariño la vez que conocí a David Martín del Campo y estaba muy presionada que saliera todo bien, que el escritor no tuviera ninguna queja del recibimiento, pero él, con sus bromas, pudo relajar el ambiente y ser la primera persona en impulsarme a dedicarme a escribir y soltarme a la aventura de dejar mi vida Godínez en Coatzacoalcos y llegar a Xalapa, sin conocer a nadie ni tener idea de ese mundo; ahí empezó todo este sueño y siempre lo agradeceré.
Catón, inexperta me sentí feliz
-También recuerdo mucho cuando entrevisté a “Catón” (Armando Fuentes Aguirre), una ocasión que visitó Minatitlán, no tenía ningún pase de prensa, llegué literal como improvisada sin saber cómo, pero yo sabía que iba a tener esa entrevista: y así fue, simplemente crucé todo el auditorio, que dicho sea de paso estaba abarrotado, llegué al frente ya cuando se lo llevaban y le dije:
-¿Me podría conceder una entrevista?-, mientras las personas que lo acompañaban se negaban a cualquier tipo de acercamiento; yo no sé si me vio muy segura o por el contrario me vio desesperada y muy probablemente se rio y le dio ternura, no sé, pero muy lindo me contestó.
-Claro que sí señorita-
Y ordenó que los acompañara a una comida privada donde pude extenderme a conversar con él; fue generoso en el tiempo, fue una plática larga e interesante, me otorgaron las dos planas centrales a color del diario, yo inexperta me sentí feliz.
“El filósofo de Güémez”, el valor de la amistad
-Trabajar con Ramón Durón Ruiz “El filósofo de Güémez”, también es un bello recuerdo; haber sido parte de su equipo cercano y recorrer cada lugar compartiendo vivencias; era sin duda una persona que tenía ángel con todos, en donde llegaba lo recibían con mucho cariño. Me enseñó el valor de la amistad, ser humana, generosa y siempre agradecida. Desde temprano meditaba, oraba, desayunaba muy ligero té y fruta e inmediatamente empezaba a escribir y enlazarse a los programas radiofónicos, uno de sus predilectos el de Adela Micha, su amiga personal y muy querida. El trabajo diario detrás de todo eso para unos minutos en radio era titánico, una enorme experiencia sin duda. Un gusto y honor trabajar y poder escribir a su lado, recuerdo que trabajamos mucho en un libro precioso que ansiaba ver la luz, el cual terminamos de editar, pero desafortunadamente ya no tuve la dicha de verlo publicado.
– En tu creación literaria ¿quiénes te han impulsado? ¿Qué autores te agradan?
Nietzche, Juana de Ibarbourou…
-No me gustaría mencionar nombres particularmente, porque hay mucha gente a la que le tengo gratitud y respeto que me han enseñado y ayudado en este mundo de las letras. Son muchos amigos y maestros (algunos ya fallecieron) con los cuales tuve la oportunidad de convivir, trabajar y aprender. Pero sí te puedo mencionar mis autores favoritos y de los cuales tengo mucha influencia, el de siempre Nietzche, mi predilecto y de las primeras lecturas que llegaron a mis manos, Simone de Beauvoir y en poesía Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni y Juan de Dios Peza.
Encuentro en la Cuenca del Papaloapan
-Esencialmente ¿qué géneros te gustan más?
El género narrativo y el lírico son los que más me agradan y en los cuales me he podido desarrollar. He escrito cuento, poesía, novela, ensayo y columna. Estoy por publicar mi primera novela y eso me alegra mucho ya que solo había publicado poemas, es un reto personal y espero salir bien librada.
– ¿Bueno, y tus expectativas en la era digital?
-Veo demasiadas posibilidades, estamos en una era digital, que incluye cambios drásticos en el manejo de la información, la rapidez y veracidad de las mismas. Tanto para informar y emitir opiniones deberemos encontrar maneras más creativas y masivas para comunicarnos con las anteriores y las nuevas generaciones.
Al igual que en la escritura buscar otros foros digitales y nuevas maneras de transmitir el mensaje, es un reto atractivo y lleno de posibilidades.
Actividades profesionales.
– ¿Cómo aprecias las redes sociales?
Para mí son una gran herramienta de trabajo, una forma inmediata de comunicación personal y difusión del quehacer periodístico. Dándoles un uso correcto pueden ser nuestras grandes aliadas.
-Y de México ¿qué piensas y sientes?
Pienso que es un gran país, con gente valiosa, trabajadora y entrona. Con muchas ganas de superarse, un país rico en recursos naturales, postales de envidia y sobre todo su principal valor, el cultural: es rico en tradiciones, gastronomía, la calidad humana de sus habitantes. Siento que desafortunadamente ha estado por años sometido a gobiernos o instituciones que han buscado enriquecerse sin preocuparse por lo que los mexicanos realmente necesitan, aun así hemos podido sobresalir en muchas áreas y brillar a nivel mundial. México podría crecer exponencialmente si hubiera voluntad de los encargados de las políticas públicas. Depende de nosotros como sociedad y en lo individual, tener la fuerza y creer que podemos hacerlo y de igual manera involucrarnos, informarnos y poder exigir lo que por ley nos corresponde, avanzaremos mucho como una ciudadanía organizada.
Hemos llegado al fin de este encuentro: Denise, joven mujer cuyos sueños y promesas, sea en actividades profesionales y más aún en las de creación literaria, cumple a pulso y se abre camino, con toda seriedad, frente a todos los desafíos que la vida entraña.
Hebdomadario
Denise Ricárdez
Originaria de Minatitlán, Veracruz, esta escritora con 25 años siempre ha gustado de leer, comenzando a escribir en prosa al igual cosas de crítica social y política. Degusta, de igual manera, de la filosofía y pese a lo que opinen los demás adora a Nietzche y comparte su visión del hombre. Sus influencias en la poesía son los clásicos: Juan de Dios Peza, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, sin dejar atrás a Borges y a Benedetti. Al respecto comenta: “Lo más importante es que existen muchos autores y los seguirá habiendo, más yo uso la escritura como medio de expresión, de liberación, por la necesidad de sentir con mis palabras.”
“Autorretrato”
¡Ya no! ¡Ya no!
Ya no lo soporto más.
Me enferma.
Me asfixia.
Tengo la cura, no el remedio.
No puede más una roca que el arcoíris…
No tendrás una perla más de mi virtud,
Seré sola, como el sol brilla para sí mismo.
En Coatzacoalcos.