Documental Político
Emilio Trinidad
Para muchos -pudieran ser los más- perdió gran parte de lo andado entre leones, hienas, chacales y tiburones de la política; para otros -pudieran ser los menos- se condujo como debía hacerlo y los golpes que ha recibido por varios lados (todos sumamente claros y evidentes) lo fortalecerán para lo que viene.
Sea como sea lo que en días, semanas y meses suceda y podamos ver en torno a la figura del senador Ricardo Monreal Ávila, lo cierto es que en este momento, ni el Presidente Andrés Manuel López Obrador sabe qué hará con él, qué le ofrecerá y cómo le ayudará a curar las heridas propiciadas por sus propios colaboradores y por senadores de Morena, que responden a otros intereses y mandos.
El ahora vapuleado líder de la Cámara Alta, que ha sabido salir a flote en el pantano de la simulación, la traición, los egos, las injurias, las ambiciones, la falsedad y los golpes bajos, seguirá siendo pieza clave para el proyecto y los intereses del Ejecutivo federal, que sabe -aunque jamás lo reconozca- que el zacatecano puede seguir sumando su madurez, talento, congruencia, experiencia y preparación, para los tiempos que corren y que parece se le complican de forma por demás acelerada.
Es claro que la Presidencia de la República no le será ofrecida a Monreal Ávila, que en una estupenda entrevista concedida al famoso periodista Joaquín López-Dóriga, reconoció que no es la carta más cercana al tabasqueño pero que podría ser la más confiable, porque se sabe el más prudente, ecuánime y racional de los aspirantes.
Reconoció ante el hábil comunicador, que hoy su voz no es tan fuerte dentro de su bancada en el Senado, porque los “duros” no lo apoyan como debiera ser, sino que consultan con quienes encabezan la jefatura de sus respectivos grupos y proyectos, y en esos casos, dijo, los más piden línea a Claudia Sheinbaum, algunos a Adán Augusto López y otros a Marcelo Ebrard.
Sin embargo, dejó claro que con esas actitudes y conductas de los senadores de Morena, a quien más daño le hacen es al gobierno y al propio Presidente.
Sabe el exgobernador de Zacatecas que los que disfrutan y aplauden su debilitamiento como líder legislativo, son las dos “corcholatas” favoritas de Palacio, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y el secretario de Gobernación, gracias a quienes -acepta- no hay ni habrá piso parejo en la competencia.
Aún así, dice Ricardo Monreal que seguirá empeñado en buscar la candidatura de Morena a la Presidencia, y que en estos tres meses, dejará ver con más vigor sus cualidades para que la decisión recaiga en él.
Eso sí, está convencido de que a López Obrador le preocupa mucho la ruptura y el desprendimiento de militantes y figuras de peso de su movimiento, si el proceso de sucesión y el resultado del mismo no son claros, limpios y transparentes, por lo que el Presidente está considerando el método de encuesta o de acuerdo político o consenso, es decir, que salga un candidato de unidad, como en los viejos tiempo del PRI, para evitar confrontaciones y fuga de valiosos compañeros.
En ese influyente y muy visto y escuchado espacio noticioso de López-Dóriga, Monreal Ávila mostró nuevamente su congruencia, lealtad y solidaridad con el Presidente, al afirmar que si ha venido defendiendo y planteando un urgente proceso de reconciliación nacional, ¿cómo no lo va a plantear dentro del mismo partido que ayudó a formar?
Por esto, abundó, respetará el mecanismo que aprueben al interior de Morena para no poner en riesgo al movimiento, por lo que se la va a jugar como lo ha hecho siempre al lado de López Obrador.
Sabe Ricardo Monreal y lo dice, que no sería senador ni líder de la fracción parlamentaria mayoritaria, si no fuera por el apoyo decidido de López Obrador, pero tampoco lo serían los otros tres aspirantes, que están donde están, por decisión única y personal del tabasqueño.
Fue así que vimos y escuchamos a un político que rectifica -al costo que sea- para seguir dentro del grupo que ayudó a construir; fue así también que nos percatamos durante la charla con Joaquín, que ya no resultará atractivo para la oposición, que le tendía puentes para acercarlo y sumarlo, y pudimos enterarnos por las incisivas preguntas del famoso “teacher”, que López Obrador le puede ofrecer la reelección en el Senado y nuevamente su liderazgo o la tan traída y llevada candidatura al gobierno de la capital del país.
Así es la política. Los enterrados renacen.
Lo cierto es que después de tres años de recibir rechazo, de aplicarle la ley del hielo, de ignorarlo y de amagar con su expulsión de Morena, hoy Ricardo Monreal Ávila se realinea y decide jugársela este último tramo con quien ha caminado por 26 años, el poderoso Presidente.
Y sí, bastaron unas horas en Palacio Nacional para borrar algunos años de olvido.
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