La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Fue atípico porque en la política ‘a la mexicana’ destaca el oportunista
Porfirio Muñoz Ledo, fue un político controvertido, con el que se pueden tener coincidencias y diferencias, sin embargo, lo que todos tenemos que agradecerle, es que fue un hombre de Estado, además, muy brillante.
Analítico, con una agudeza intelectual sobresaliente, Muñoz Ledo fue un personaje impredecible, lo que lo convertía en indomable, lo cual, al final de cuentas, fue el gran obstáculo para que no llegara a la Presidencia de la República.
Sus conocimientos del sistema, lo hacían un hombre peligroso para el establishment, tenía claro y así lo sostenía, que el cambio en México tenía que darse de la base de la pirámide hacia arriba, es decir, desde el municipio a la presidencia y no al revés.
Como todo ser humano, no fue perfecto, pero sus aciertos opacaban, con mucho, cualquiera de los errores que cometió a lo largo de su carrera.
Encarnación del zoon politikón, el también diplomático, murió haciendo lo que mejor sabía: política. No muchos días atrás, había realizado severas y fundadas críticas, a la fallida reforma del INE impulsada por la 4T.
No llegó a ser presidente, pero, sin duda, tendrá un lugar más destacado en la historia, que muchos de los esperpénticos tartufos, que si ocuparon el preciado cargo.
Parafraseando al clásico, le decimos a don Porfirio: “nosotros no deseamos paz a tus restos, porque ellos viven en las agitaciones excelsas de la gloria” ¡chapó maestro Muñoz Ledo!