Documental Político
Emilio Trinidad Zaldívar
A unas horas de que salga humo blanco y sepamos quién por fin abanderará las causas, planes, proyectos, estrategias y programas de una cuarta transformación que mucho ha trompicado, que mucho se ha equivocado, el rumbo de esa elección -en la que el 90 por ciento de los politólogos, empresarios, gobernadores, académicos, columnistas políticos, legisladores y ciudadanos comunes dan por sentado que será Claudia Sheinbaum Pardo- podría dar un giro inesperado para todos ellos cuando sea Adán Augusto López Hernández y no la ex Jefa de Gobierno, quien el miércoles por la noche, reciba de manos del Presidente, el bastón de mando para comprometerse a continuar y concluir lo ya comenzado.
Si alguien sabe de estrategia política y de cómo ir acomodando sus fichas para los fines que a él le interesan, ese es Andrés Manuel López Obrador, que jamás aceptará una imposición de absolutamente nadie.
El #EsClaudia se ha repetido tanto en los corrillos políticos, que el tabasqueño podría estar engañando a todos dejando correr y hasta de alguna forma impulsar esa versión para dar una gran sorpresa, porque contrario a lo que se dice de que es ella y nadie más, el Presidente -tan impredecible siempre- podría cambiar el discurso para voltear la narrativa y decir que nadie le impone nada.
Esto es, que de tanta apuesta de la mayoría por Sheinbaum Pardo, entonces podría parecer que la decisión no fue de él sino de los medios y grupos de poder que dan por hecho su inminente destape, y siendo como es de obcecado y necio, nos hará ver que el único que dice, sabe y manda es él y nadie más.
Cercanos al poder afirman que el que realmente daría continuidad a su proyecto es su paisano Adán Augusto López Hernández, que como el Presidente, es todo terreno, es decir, se ajusta y acomoda a las circunstancias que la situación imponga, y sabe interpretar como nadie los comentarios, expresiones y actitudes de López Obrador. Dicen que Adán sabe hasta lo que piensa y por ello se anticipa y agrada al de Macuspana.
¿Qué tomará en cuenta el Presidente? ¿La lealtad ciega? ¿Los resultados? ¿La confianza? ¿Las coincidencias? ¿La cercanía? ¿La lambisconería?
¿Influirá la vida privada de cada uno de los aspirantes? Por ejemplo, Sheinbaum Pardo estará casada por segunda ocasión; Marcelo Ebrard lleva tres matrimonios y su actual esposa, aunque bella y talentosa, no es mexicana.
¿Verá con buenos ojos que Adán Augusto tenga un matrimonio estable y con vida discreta en su natal Tabasco?
¿Será la trayectoria de ellos lo que influirá en el ánimo y decisión final? ¿Los votos recibidos en la encuesta?
Ya vimos y vivimos que las encuestas pueden decir una cosa y otra la decisión de su pesado dedo, cuando en la interna por la Ciudad de México pasada reciente, Ricardo Monreal Ávila iba arriba de Claudia Sheinbaum en las mediciones pero al final éstas se arreglaron para que fuera ella y no el zacatecano el candidato.
Todos lo saben y el mismo ex secretario de Gobernación López Hernández lo confirmó en diversas charlas.
¿Para qué lo llevó a Gobernación? ¿Por qué o para qué le envió a uno de sus más leales, eficientes y cercanos colaboradores como lo es César Yáñez para que lo hiciera subsecretario?
¿Por qué Marcelo Ebrard ha sido cuidadoso en no atacar a Adán Augusto? ¿Será por que lo ve abajo? ¿O por que con él no hay qué pelear?
Sea cual sea el resultado de esa simulada encuesta para elegir candidato de Morena a la Presidencia, lo cierto es que el único que ha cuidado no confrontarse de forma directa y violenta con los demás aspirantes es y ha sido López Hernández.
Adán Augusto ha procurado y cultivado su relación con Ricardo Monreal, con Marcelo Ebrard y con Claudia Sheinbum, ¿Será porque sabe que debe conciliar primero al interior y luego tender y ofrecer la mano a todos los sectores de la sociedad para apaciguar corazones?
Pronto lo sabremos.
——-000——-
emiliotrinidad6131@gmail.com
emiliotriinidad61@hotmail.com
Twitter @emtrizal61