Joel Hernández Santiago
En todo caso “no hubo sorpresa alguna” en lo de nombrar a Claudia Sheinbaum como coordinadora de las bondades de la 4-T y candidata de Morena, y adláteres, a la presidencia de la República para el periodo 2024-2030. Todo el aparato del Estado operó para que así fuera…
Y solamente porque, o se quieren pasar de ingenuos, o creyeron que la luna es de queso y por eso participaron los “Corcholatos” en una consulta que evidentemente estuvo operada para hacer ganar la consentida del presidente.
Meses, semanas, días: todo estaba maniobrando para que ganara ella… Y hubo gastos millonarios para que así fuera; y hubo gente a raudales de gobiernos estatales (Oaxaca, et.al) operando durante todo este tiempo en su favor: “Por instrucciones superiores”.
Ya no hay vuelta de hoja. Es Claudia. Y ahora todo el aparato del Estado, y del partido-los partidos afines (Morena, Verde, Del Trabajo) trabajan ya para llevar a cabo una campaña furiosa en favor de mantenerse en el poder político federal y para anular a los adversarios, ya de partido o de organismos de la sociedad civil o empresariales o internacionales… tantos.
Pero lo que parece que no consideraron en toda su dimensión. O no quisieron verlo. O no les importó, fue que el ex canciller Marcelo Ebrard tiene su propio peso específico en la consulta y tiene a la mano -según dice- pruebas fehacientes de los chanchullos que se realizaron a lo largo de los meses y semanas y días, como también a lo largo de la consulta: todo está en sus manos…
Pero no atendieron sus advertencias. No quisieron mirar hacia otro lado que no fuera Claudia Sheinbaum. Era la orden desde Palacio. “Ya luego hablamos con Marcelo”. Si. Pero no.
Resulta que Marcelo decidió anunciar que luego de ver cómo operaron estos chanchullos, engaños, mentiras, abusos, recursos millonarios, gobiernos de los Estados aportando recursos locales y humanos… todo, a favor de Claudia y en contra de los otros “Corcholatos” pues simple y sencillamente rompió lanzas. Acusó engaño. Pidió que se repusiera el procedimiento que había sido cargado con dardos envenenados: nada.
“Está en su derecho de tomar la decisión que mejor prefiera” se le dijo desde Palacio Nacional. Sin embargo los políticos de Morena advirtieron lo que significaría la salida de Marcelo Ebrard de Morena. Una fisura político-electoral de enormes dimensiones.
Y comenzaron por llamar “a la Unidad” Y el discurso de Claudia Sheinbaum al aceptar su victoria -así anunciada por sus correligionarios- pidió unidad de todos “porque todos hacemos falta”. Y Ricardo Monreal pidió reconocer la importancia de Marcelo dentro de Morena (el mismo Monreal que obtuvo muy baja puntuación y que ahora quiere competir por el gobierno de la Ciudad de México).
Una campaña de “apapachos” pero también para decirle que “a lo hecho, pecho”. Que es Claudia y que en ese sentido tiene que alinearse, apoyar, dar su capital político para que la ungida con la vara de mando decida su propio futuro político… y el de Marcelo.
En realidad fue una humillación y una traición a Marcelo. Ya hace años se había sacrificado por garantizar el triunfo a otro candidato. Ya hace años había demostrado una fidelidad extrema al eterno candidato, Andrés Manuel López Obrador; contribuyó para su llegada a la Jefatura de Gobierno (5 de diciembre de 2000-29 de julio de 2005) …
… Ahí le apoyó, primero, en la Secretaría de Desarrollo Social y luego en la Secretaría de Seguridad Pública… Apoyó a AMLO para la presidencia del país…
Y fue el Canciller y tuvo que apechugar frente a los embates del presidente a otros países y personajes de gobiernos extranjeros. Luego quiso ser candidato a la presidencia de México, se le llamó “corcholata”. Y él sólo pidió juego limpio, piso parejo para todos, transparencia y no chanchullos. Hubo de todo.
Y el terminó fastidiado, molesto, enojado: “En Morena ya no hay espacio para mí”. En realidad nunca lo hubo. En realidad su vínculo era con el presidente, no con el partido ni con sus dirigentes, con los que tuvo y tiene conflictos fuertes.
El no es como Claudia Sheinbaum, dócil, obediente, copia al carbón de lo que hace el presidente mexicano, hasta la exasperación. El presidente sabe que a Claudia la podrá manipular desde Palenque; no así con Marcelo que no le garantiza esa perpetuidad 4-T porque tiene sus propias ideas.
Hoy Morena se preocupa. El presidente no sólo se preocupa, también se enoja por la “indisciplina de Marcelo, su hermano!” Todos ahí saben que una salida definitiva de Marcelo les traerá consecuencias electorales por lo que significa en votos, los votos de Marcelo y los votos del partido en el que se refugie o los que podría otorgar a la candidata Xóchitl Gálvez, del Frente Amplio por México, si decide apoyar este movimiento…
Marcelo está furioso y sabe que tiene la sartén por el mango. Hoy es, de alguna manera, “ese objeto obscuro del deseo”. Morena no las tiene todas consigo sin Marcelo. Tendrá que trabajar muy duro, pero sobre todo habrá de repetir la historia reciente: todo el aparato del Estado en favor de la candidata de Palacio Nacional…
Y todo el aparato del Estado en contra de Xóchitl a la que le cargarán toda la fuerza y los vendavales y acusaciones, y desequilibrios, y traiciones, y amenazas, y acusaciones, y temeridades… para hacerla caer. Y lo mismo ocurrirá con Marcelo si decide competir fuera de Morena, et. Al.
Y de vuelta a la historia del principio de la política nacional: La traición, como forma de ganancia, pero también como forma de identidad y perdición.