El viernes pasado se convirtió en escándalo mediático, la toma de vías de tránsito por los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) quienes desde hace tiempo han manifestado serias divergencias a las reformas educativas propuestas por el Ejecutivo federal y que en estos días se discuten en el Congreso.
El hecho de que los maestros manifestantes hayan amenazado con su presencia –y con la portación de armas por algunos de ellos–, las instalaciones del aeropuerto internacional de la Ciudad de México, orilló a las autoridades a dialogar y darse tiempo con promesas que dieron pie a que los profesores se replegaran de su actividad callejera e incluso el que los contingentes en número importante regresaran a sus estados de origen.
Entre tanto y antes de que veamos si el diálogo fue fructífero para las dos partes, antes de que el próximo miércoles conozcamos el rumbo de la reacción callejera de los mentores, es necesario intentar llegar al punto medio de las partes.
Las manifestaciones callejeras y la afectación a terceros de manera directa e inmediata son tan controversiales porque instantáneamente exponen la vulnerabilidad de los protagonistas activos y pasivos, dando lugar al enfrentamiento radical de posiciones y a la manifestación verbal de todos los sectores al respecto, incluso desde el extranjero.
Más habría también que ponernos en los zapatos de los unos y los otros. Por un lado, los actores políticos y reformadores tienen la presión del “cambio” ofrecido, al que no le ven camino más que con mayores exigencias a sus empleados, restándoles además derechos históricos obtenidos. Desde la otra óptica, hay los más que al interior de sus gremios, tienen la presión de una familia que mantener y que con lo que ganan es cada vez más difícil lograrlo y a la vez, mantenerle el ritmo a la exigencia laboral. Nada que ver con los dirigentes gremiales.
Lo que aquí se toca no es para nada una defensa magisterial a ultranza, es advertir la óptica media de todos aquellos quienes nos hemos visto afectados por reformas nacionales a medias, que se quedan en el papel y no se cumplen por lo que se cree necesario modificarlas o atizarlas con innumerables leyes secundarias que al final lo único que exponen es la ineficiencia y la corrupción.
En este escenario, no sólo los maestros estarían dispuestos a salir a las calles; también los ingenieros, los médicos… ¿Y los automovilistas y transeúntes?
Acta Divina…El presidente del Partido Acción Nacioanl (PAN), Gustavo Madero, criticó al gobierno de Enrique Peña Nieto por el crecimiento económico reducido a la mitad durante este año, la disminución de empleos en 95 por ciento pese a la aprobación de la reforma laboral y porque a su juicio se registran los mismos niveles de inseguridad, en tanto que se han perdido autoridad y gobernabilidad.
Para advertir… ¿La creación de la Megalópolis tiene sólo tintes ambientales?
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