* Estamos enterados, si hay rechazo electoral por los agravios cometidos, es muy posible que el presidente de la República desee dar por concluido su gobierno en el fuego abrasador de la historia, sin medir consecuencias. 2006 quedará pequeño
Gregorio Ortega Molina
Nadie sabe con exactitud cómo proceden los mexicanos cuando se saben agraviados y, además, intuyen que se esfuerzan las autoridades por engañarlos, ocultarles la verdad de lo que ocurre, y por eso les dan otros datos.
Enrique Peña Nieto y el PRI pagaron el costo social y político de la “verdad histórica” y la Casa Blanca, pero hoy nada sucede, a los padres de los desaparecidos en Ayotzinapa les juegan el dedo en la boca y resisten. Saben ya que ellos nunca podrán conocer su “verdad afectiva” de lo sucedido durante los últimos instantes de vida de sus hijos, si sufrieron o no tortura, si les dieron tiro de gracia, si los cremaron donde todo indica que lo hicieron, o fue dentro del cuartel militar de Iguala. Se morirán con la incertidumbre en el alma y el agravio en la mente y el cuerpo.
Y no son los únicos, hay fosas clandestinas y desaparecidos en Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua (¿quién mató a las mujeres de Ciudad Juárez?, porque no fue Abdel Latif Sharif), Sonora, Sinaloa, Morelos, Estado de México, Michoacán, Oaxaca y, ahora nos dicen y de inmediato lo desmienten, en Tláhuac.
Además, es necesario tomar en cuenta los falsos positivos, porque las “ejecuciones a manos de las diversas autoridades” proliferan, y nadie se atreverá a establecer los deslindes necesarios.
Pero no sucederá, aquí el poder padece idénticas distorsiones a las que sufrieron los rusos durante la época de Stalin, cuando -de acuerdo a lo rescatado para nosotros por Martin Amis-: “Fue la primera etapa del torpe -y apenas comprensible- esfuerzo de Stalin por enfrentarse a la verdad, meterla en cintura, humillarla y destruirla”.
En ese tránsito estamos los mexicanos que padecemos a la 4T. Amis rescata de Bujarin esta reflexión para nosotros: “(Stalin) sufre porque no es capaz de convencer a nadie, ni siquiera a sí mismo, de que es más grande que los demás; y este sufrimiento podría ser su rasgo más humano, quizá el único rasgo humano que había en él. Pero lo que no es humano, sino más bien diabólico, es que a causa de este sufrimiento se sienta obligado a vengarse de la gente, de todo el mundo, pero en particular de quienes en un sentido u otro son mejores o superiores a él”.
Estamos enterados, si hay rechazo electoral por los agravios cometidos, es muy posible que el presidente de la República desee dar por concluido su gobierno en el fuego abrasador de la historia, sin medir consecuencias. 2006 quedará pequeño.
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