El Sodalicio de Vida Cristiana (SCV), una sociedad católica secreta fundada en Perú, enfrenta acusaciones de abuso sexual, físico y psicológico, y ahora está bajo escrutinio del Vaticano después de una investigación de meses.
Santiago, quien fue abusado sexualmente por el fundador del SCV, espera que finalmente se haga justicia. “Entras en una especie de confusión mental, hay algo que no está bien, pero no estaba claro”, relata Santiago, cuya identidad se mantiene en el anonimato. Ahora, décadas después, espera que el Vaticano actúe.
El fundador del SCV, Luis Fernando Figari, ha sido acusado de abuso sexual, físico y psicológico contra numerosos reclutas adultos y menores. Santiago recuerda vívidamente cómo Figari lo violó cuando tenía 17 años, diciendo que era «la única manera de ver correctamente su aura».
La investigación del Vaticano se ha centrado en las acusaciones contra el SCV, y se espera que se tomen medidas serias, incluida la disolución de toda la organización.
El SCV ha admitido que se produjeron abusos, y en 2017 separó a Figari del grupo. Sin embargo, las víctimas exigen más que disculpas y reformas superficiales.
El papa Francisco ha mostrado su compromiso con el caso: “Estamos trabajando en esto. Estamos tratando de sacar a la luz esta situación”, afirmó el año pasado.
El SCV ha recibido orientaciones específicas para abrir procesos de investigación a algunos miembros, pero la información es confidencial por ahora.
Figari ha negado todas las acusaciones en su contra, pero las víctimas como Santiago esperan que se haga justicia.
La lucha por la justicia ha sido larga y difícil. El sistema legal peruano desestimó un caso penal en 2017 debido a la falta de presuntas víctimas que se presentaran.
El Vaticano tiene el poder de disolver el SCV y ordenar reformas radicales, incluida la expulsión de miembros culpables.
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