In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
“El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.” Daniel Goleman
Hasta hace unos años la salud mental aún cargaba con estigmas que le habían sido atribuidos de manera injusta, y aunque diversas acciones se han realizado para disminuirlos, aún son estas creencias negativas las que impiden que muchos busquen ayuda y acudan a las instancias necesarias.
Afortunadamente, los jóvenes como los millenials, la generación Z o los Alpha poco a poco han luchado contra los prejuicios y la discriminación, logrando centrar la atención en temas como: los trastornos de ansiedad, obsesivos compulsivos o por estrés post traumático, la depresión, el estrés, los desórdenes de la conducta alimentaria, el déficit de atención, la hiperactividad e incluso el denominado burn out, sólo por mencionar algunos.
Nuestro país no se encuentra ajeno al tema es, tristemente impactante, la forma en la que las crisis pueden ser agobiantes incluso a llegar a puntos donde el suicidio se ha incrementado considerablemente, en datos del Instituto Nacional de Salud Pública, el 16.7% de los adultos tiene sintomatología depresiva; pero además se menciona que los adolescentes tuvieron un incremento en intentos de suicidio de más de 600% desde la Ensanut 2006.
Es cierto que nos encontramos inmersos en una realidad mucho más volátil, definida por el sociólogo Zygmunt Bauman como una modernidad líquida, en la cual si bien nos hemos comenzado a liberar de ataduras colectivas, esta individualidad también ha conllevado a una mayor libertad cargada de inseguridades, soledad e incertidumbre, lo que de algún modo ha contribuido a aumentar nuestro miedo y estrés; tema por demás interesante y que abordaré posteriormente.
Y es que, aunque queramos negarlo, la exposición a circunstancias como el aumento de la violencia, la falta de oportunidad laborales dignas, la inflación, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, aumentan el riesgo de sufrir afecciones mentales; incluso el Foro Económico Mundial mencionó que, hipotéticamente el aumento de las temperaturas puede bajar el estado de ánimo, haciendo que las personas se sientan más irritables y estresadas y empeoren los síntomas de los problemas de salud mental.
Claro que se han tenido avances significativos en diversas áreas, incluso ha surgido la denominada psicología positiva la cual busca complementar las áreas tradicionales de esta rama, sin la intención de reemplazar o ignorar los aspectos negativos o patológicos del ser humano, sino más bien enfatiza el desarrollo positivo como la creatividad, el humor, la felicidad o la resiliencia.
Esta vertiente fue creada por Martin Seligman en 1990, y propone la combinación de diversos aspectos tales como: buscar sentimientos y emociones positivas las cuales son meramente subjetivas pero que sin embargo nos permiten desarrollar felicidad; tener un propósito de vida, para darle significado a nuestra existencia o bien establecer metas a corto o mediano plazo que funcionen como logros cumplidos y nos impulsen a seguir trabajando en nuestra mejora.
La psicología positiva, no trata de negar o ignorar los problemas reales que originan los problemas, sino de orientarse a un equilibrio entre las causas y los actos cotidianos que surten efectos favorables, enfocarnos en aquello que estamos haciendo bien y elegir continuar con ello. Es decir, apostar por el desarrollo del potencial humano.
Sería casi imposible no enfrentarse a momentos de estrés, estados donde la angustia se dispara o entornos donde la violencia se hace presente para socavar nuestra estructura mental; sin embargo, lo que sí es posible es conocer nuevas estrategias para hacerles frente de una mejor manera, solicitar apoyo a personas o familiares y recurrir a una ayuda especializada.
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.