Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“Si quieres destruir la avaricia, debes destruir el lujo, que es su padre.” – Marco Tulio Cicerón.
La historia de la política mexicana acumula una lista importante de personajes que pasarán a la historia por su trabajo y honestidad, pero también tenemos otra donde se anotan los más impresentables personajes.
De los últimos 20 años a la fecha, pareciera que una de las condiciones para ser político, es la de ser un verdadero corrupto, de esos descarados que acumulen en su haber órdenes de aprehensión, denuncias, y porque no hasta cárcel.
Sin hablar de los posibles nexos con el crimen organizado, de los que ahora se sabe, son más ciertos y reales que la misma constitución que juraron defender.
Ahí quedará para el anecdotario aquel personaje que en su momento impulsó el Partido Acción Nacional en Nayarit, de nombre Hilario Ramírez Villanueva, “Layín” quien se hizo famoso a nivel nacional por dos hechos: reconoció abiertamente que robó “poquito” de las arcas municipales durante su primera gestión y por levantarle, en público, la falda a una chica con la que bailaba.
Así de esta calaña el nivel de algunos de ellos.
Pero Veracruz no está exento de tener a los propios, personajes que en primera instancia resultan encantadores, pero que, con el paso de los años, exhiben su real comportamiento, demostrando que su interés es y será el buscar hacerse de posiciones que les brinden la posibilidad de acrecentar sus fortunas.
El ejemplo más claro de ello, sería la transmutación generacional del Clan Yunes, ese de Boca del Río.
Formado originalmente por Miguel Ángel Yunes Linares, quien, al amparo del otrora poderoso PRI, gobernará Veracruz en dos momentos distintos, uno durante el sexenio de Patricio Chirinos Calero, y segundo durante su bienio como mandatario estatal.
Pero la incorporación de sus vástagos en la vida política estatal y nacional confirmó que la política puede ser un muy buen negocio familiar.
Nadie niega que la transformación de Boca del Río, en parte se ha dado bajo las administraciones panistas que pudieron encabezar, pero en abono a la verdad, la inercia de ese desarrollo viene desde el cuatrienio de Dante Alfonso Delgado Rannauro, que de la mano de la requisa ejecutada al Puerto de Veracruz, terminó por provocar la migración de viejas familias porteñas a la zona conurbada con la que fuera una villa de pescadores.
Pero retomando el tema, es increíble como esos políticos en su afán de seguir detentando el poder, hacen de todo con tal de poder evadirse de sus responsabilidades, sabedores que enfrentan procesos penales abiertos por delitos cometidos durante sus gestiones o en estos casos pretendiendo concursar electoralmente falseando información.
Por más notas informativas que inserten afirmando que por unanimidad de los Magistrados de la Sala Superior del Tribunal Federal Electoral determinaron desechar la demanda que pretendía revocar la entrega de la constancia del senador electo Miguel Ángel Yunes Márquez, confirmando así la resolución de la Sala Regional de Xalapa.
Los temas son distintos; uno electoral, otro penal. Y en esa materia, las órdenes de aprehensión están activas y la ficha roja sigue abierta, el personaje es en términos legales un “prófugo de la justicia” y en el momento que pise territorio nacional será detenido y presentado a la autoridad.
Así que no se deje engañar, por más que le digan que son unas blancas palomas no lo son, pues de serlos, hubieran atendido las llamadas de los jueces para presentarse ante la autoridad.
¿Por qué no se presentaron? ¿Ellos sí pudieron mandar al cadalso a sus ex funcionarios? Los casos de Rogelio Franco, Jorge Winckler y Tito Delfín Cano son tan solo algunos ejemplos de los que la sociedad se cuestiona si no fue por ellos que terceros pagaron los platos rotos.
Habrá quien afirme que fueron por causas ajenas los casos que los llevaron a la cárcel, pero casualmente, todos fueron cayendo en desgracia una vez que alguno de los integrantes del Clan salió a espetar alguna barbaridad en contra de las autoridades.
Las maromas son para los cirqueros, no para los políticos, y ahora resulta que implementar en la pista política el espacio para las maromas del circo es una estrategia socorrida por estos prófugos de la justicia.
Quizá por ello a la ficha roja habrá que agregarle el mote de “El maromas”.
Al tiempo.
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