Por Arturo Sandoval
“Ser madre es entenderse como madre, como la mamá de los pollitos, como cabeza de familia, como eje central en el núcleo familiar; porque los hijos no dejan de serlo como sean o lo que sean; y acudimos a ella para encontrar consuelo, para escuchar su consejo sabio, o su reprimenda; para encontrar el calor de su vida”. Según Google.
Todo lo contrario, Claudia Sheinbaum no es una persona con falsa modestia. En cada discurso, al referirse a las mujeres, dice “llegamos todas”; en sus logros en obras públicas o de negociaciones comerciales internacionales, en triunfos políticos, cuando la felicitan, no acepta la personalización del halago; incluye inmediatamente a sus equipos políticos, comerciales o técnicos en su gabinete, incluso a gobiernos de los Estados, sin importar el partido de origen de los gobernantes. Nunca le falta incluir al pueblo, nunca. Un buen ejemplo: (https://www.instagram.com/politicomx/reel/DG52NqHo4Wk/)
Ese grito en su precampaña de “unidad, unidad, unidad” el cuál un periodista de izquierda, Julio Hernández Astillero, cuestionó la reiteración de la palabra. El grito de unidad de Claudia, al ser nombrada pre candidata, no era fácil de convencer a sus seguidores; no porque ella lo enunciara, sino por las divisiones entre los pre candidatos de Morena Marcelo Ebrard, Augusto López y Ricardo Monreal, ponían bandas poncha llantas en el camino de Claudia Sheinbaum. Hoy uno ya se sometió a las órdenes de “esa señora”, incluso “lanza pétalos de rosa” al paso de la Presidenta, pero lo importante ahora, es que Marcelo Ebrard, hace excelente labor en las negociaciones con Estados Unidos como secretario de Economía; los otros dos, juegan sus cartas para lograr intereses personales con el poder de ser congresistas.
Un integrante de las mesas de análisis de Astillero, Arturo Cano, quizás cuándo AMLO destapó a las “Corcholatas” de Morena, en la mesa de análisis calificó a Claudia Sheinbaum como que “no prendía una vela” refiriéndose al supuesto poco impacto popular de la Doctora. Después, a toro pasado, ya Claudia como fuerte aspirante a la presidencia, corriendito se acercó a Sheinbaum para escribir una especie de biografía de ella. Tanto Julio Astillero como Arturo Cano, son dos periodistas de excelencia, aunque a veces se exceden en parte de sus análisis y no son exactos. La opinión no es ciencia; menos exacta.
Hoy, Sheinbaum hace eso que grita siempre: logra la unidad, unidad, unidad –pueblo, empresarios, otros países- y no tiene energía para encender una vela, pero sí la tiene para que brille en todo el mundo como la lideresa que defiende a su pueblo, a su nación con inteligencia, con argumentos y valor, por encima de cualquier mandatario enfrentado a una disputa comercial con Donald Trump.
Esa lucha es por demás dispareja, se puede perder en un segundo de cambio de humor del Presidente estadounidense; pero lo que, sí gana, Sheinbaum, pase lo que pase, es la unidad del pueblo: obrer@s, indígenas, campesin@s, burócratas, artistas, académic@s, intelectuales no orgánic@s, mesero@s, repartidor@s, migrantes, pueblo uniformado integrantes de Defensa nacional y policías, pueblo encorbatado de seda como el sector empresarial, comerciantes, etcétera.
Todos juntos en el Zócalo de la Ciudad de México lleno desde horas antes de la aparición de Sheinbaum, aplauden a quién no se cree la mamá de los pollitos, pero se alza como la Mamá Gallina, la Kali woman protectora de todos los integrantes del pueblo; no sólo de ese más del 85% que la respalde, también de quienes están en su contra o en la indiferencia, o desconocimiento de lo que sucede en el País. Vaya que no está sola la presidenta Claudia Sheinbaum.
NOTA: (https://www.facebook.com/reel/1201675254710682)