Yo Campesino / Más pa’ tras
- Con o sin aranceles vamos en reversa, sin crecimiento y más deuda
Miguel A. Rocha Valencia
Si los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, se cumplen, el panorama económico y social para nuestro país pinta muy mal con o sin la aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos.
Podría decirse que el anuncio de Donald Trump respecto a los impuestos a las exportaciones mexicanas ya hizo daño y podría causar más según la cobertura que alcancen y las medidas que se apliquen en México para contrarrestarlas o al menos paliarlas.
De hecho, con el puro déficit de las finanzas públicas México y su gobierno enfrentan un hándicap y aunque la actual administración considerada una continuación de la anterior defienda la estrategia financiera propiciará un “crecimiento” del PIB del 0.1 por ciento o de plano cero. Lo interesante sería rescatar el que no hubiese retroceso, o sea, cualquier cifra de menos cero.
Para la organización que agrupa a las principales economías del mundo, de materializarse el 25 por ciento a dichas exportaciones a partir del dos de abril, México podría caer en recesión este y el siguiente año, pero si como se presume se logra que la aplicación sea una cobertura limitada, los daños serían menores.
Empero, de acuerdo con los analistas consultados por Banamex y los encuestados por el Banco de México, el daño ya está hecho.
Esto es que ya de por si las expectativas de crecimiento eran mínimas de hasta el 1.2 o el 0.6 por ciento sin el anuncio de los aranceles a causa de la deuda y el pago de intereses que junto con los programas clientelares le pegan a la inversión pública para estimular la privada.
Pero con la incertidumbre provocada por las amenazas trumpianas, se espantaron proyectos de inversión y nos olvidamos del nearshoring para dar paso a la posibilidad de que algunos capitales especialmente automotrices, se vayan en busca de mejores condiciones de desarrollo como es el caso de Honda.
El caso es que, por quedar bien no reaccionamos, no se escucha que las cinco medidas anunciadas por la presidencia se pongan en marcha, como que nos quedamos pendientes de las decisiones del gobierno estadunidense en una estrategia de quedar bien y no hacer enojar a los del otro lado.
Parece que vamos a continuar dependiendo de lo que nos dicten desde el norte y aceptando intromisiones como la del barco USS Gravely que equipado con misiles Tomahawk realizará patrullajes o lo que se le dé la gana en el Golfo de México.
Este hecho anunciado abiertamente por el gobierno de Estados Unidos seguramente será minimizado por quienes en las mañaneras hablan de cooperación, sangre fría, diálogo y soberanía nacional.
Se sumará la acción a las ya reconocidas de espionaje aéreo y marítimo en las costas del Pacífico y la frontera continental norte.
Es decir que a pesar de las agresiones verbales y de hecho contra México, nuestro gobierno mantendrá su política de no acción para “recibir trato especial de Estados Unidos”.
Esto puede ser bueno, pero en los hechos, el daño que recibimos los mexicanos es criminal pues no sólo nos afecta en lo económico y en seguridad sino también en estabilidad financiera pues es obvio que la idea del gobierno trumpista es minarnos económicamente, hacer más dependientes de sus decisiones y someternos a como dé lugar.
De hecho, estamos sometidos a las amenazas del norte; parece que no hay escapatoria y nuestro números continuarán retrocediendo ya que en el actual proceso no habrá quien quiera invertir en México ni siquiera los “patrióticos” empresarios mexicanos que prometen hasta 70 mil millones de dólares, pero no se ve que los pongan a trabajar en territorio nacional y sólo se manejen en el plano especulativo apostando contra nuestro país a través de la adquisición de documentos de deuda que les reditúa, sin riesgo el 10 por ciento anual.
Así las cosas, desde el punto de vista real y económico, vamos para atrás y en lo referente a la cacareada independencia o soberanía, cada vez cedemos más espacios a la intromisión extranjera.
La pregunta es si además de justificaciones o minimizaciones, habrá un límite.