* Lo cierto es que, propiciado por los plásticos del bienestar, lo que se impulsó durante los últimos siete años, es el crecimiento exponencial de la delincuencia organizada, que se ha diversificado en sus actividades, y tiene ya bajo su control económico y político, a buena parte del territorio nacional; esta realidad, que es un grave retroceso, será imposible de modificar a partir del resultado electoral del próximo primero de junio, cuando el Poder Judicial de la Federación y los poderes locales hayan sido borrados del proyecto constitucional, y reconstruidos para dar certeza jurídica al narco Estado
Gregorio Ortega Molina
Nunca he entendido cómo es que los plásticos del bienestar apoyarían al desarrollo industrial, al aliento de un comercio dinámico y vigoroso. No aportan solución a corto ni mediano ni largo plazo, únicamente posponen el estallido social y doblegan la voluntad electoral de los que reciben su billetito.
Considero que el México bueno y sabio, los irrestrictos apoyadores de esos programas sociales porque creen en su beneficio, no entienden bien a bien, el verdadero costo político y social de esforzarse por esconder la miseria de los pobres bajo la alfombra. La realidad impone sus usos y costumbres, como lo muestran los sucesos de San Fernando, Allende, el rancho Izaguirre, de lo que Alejandro Gertz Manero nos receta otra verdad histórica: cero incinerados.
Lo cierto es que los plásticos del bienestar sólo propician división, encono, olvido, pues mientras los abuelos reciban su depósito bimestral, poco les interesa saber del destino de hijos y nietos, o se niegan a sumarse a los grupos de buscadoras, debido a que la edad los dota de la intuición y conocimientos suficientes para saber que las fosas clandestinas sólo sirven para ocultar la realidad de una 4T, cuyos líderes se aseguran a ellos mismos, de que lo que no ve, de lo que no se habla, simplemente no existe o es insidia de las mafias del poder.
Con los plásticos del bienestar se impulsa otro desarrollo, porque favorecen -con la imagen y la sensación de lo que indica su nombre: bienestar- las conductas delictivas y apuestan a la cooptación de sicarios jóvenes, de esos que buscan emociones, el vértigo de vivir en el peligro a cambio de unos cuantos pesos y estimulantes.
Lo cierto es que, propiciado por los plásticos del bienestar, lo que se impulsó durante los últimos siete años, es el crecimiento exponencial de la delincuencia organizada, que se ha diversificado en sus actividades, y tiene ya bajo su control económico y político, a buena parte del territorio nacional.
Esta realidad, que es un grave retroceso, será imposible de modificar a partir del resultado electoral del próximo primero de junio, cuando el Poder Judicial de la Federación y los poderes locales hayan sido borrados del proyecto constitucional, y reconstruidos para dar certeza jurídica al narco Estado.
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@OrtegaGregorio