LATITUD MEGALÓPOLIS
PERFIL DE MÉXICO
Armando Ríos Ruiz
No hay plazo que no se cumpla y ayer llegó el día más ofensivo para los mexicanos, que muestra el hambre insaciable de nuestro gobierno depredador por hacerse de un poder ilimitado, al consumar uno de los actos más miserables en nuestra larga historia, que nos deja a todos, salvo a la clase política en el poder, en un estado absoluto de indefensión ante los actos arbitrarios, en los que la única palabra válida será la de los que mandan, salvo que aparezca un milagro.
Se consumó pues, la venganza del ex Presidente tabasqueño, en una muestra más de todas las enfermedades mentales que padece y que afloraron cuando suelen aflorar, o cuando se tiene poder. Las abominables determinaciones de acabar con el Poder Judicial para levantar sobre sus ruinas uno incondicional, sólo obedecen a esa sed de aniquilar todas las instituciones que mostraron desobediencia a sus mandatos, porque prefirieron obedecer la ley.
No es concebible en un cerebro enfermo tolerarlo. No es concebible que el moderno Calígula dejara de utilizar toda la fuerza del Estado para acabar con los desobedientes de sus órdenes, porque prefirieron obedecer los mandatos de la Constitución. Y en este momento, debe regodearse en su complacencia enfermiza, desde que usó la urna de Chiapas en la que votó, luego de abandonar el escondite en el que lo ha mantenido su infinita cobardía.
Los analistas. Los profundamente conocedores del Derecho. Los más lúcidos mexicanos, machacaron hasta el último minuto, sobre la tremenda farsa que significó la elección de jueces, magistrados y ministros, en un afán inclusive desesperado de orientar a la población sobre el desastre que significaba la más absurda elección en la historia mexicana.
Los hubo que reconocieron esa imposibilidad orientadora, debido a la ignorancia de los menos favorecidos intelectualmente, que abundan en nuestro
país, en quienes causa estragos severos la propaganda del gobierno, despachada desde la tribuna mañanera y continuada hasta los más bajos estratos, con advertencias de perder los pagos mensuales, que tanto terror les causa.
Desde el sexenio anterior hasta hoy, los dos gobernantes no han parado de hablar del pasado, como el mejor ejemplo de lo que no debe hacerse, porque es emblema de la más profunda corrupción. Pero resulta que esa putrefacción todavía fermentó y acabó por situar a los modernos políticos en los campeones de campeones. En los gigantes maestros de maestros en todas las artes de lo que encierra la palabra. La elección de ayer es la corona de todas las muestras.
El que se fue. El que hoy se animó a abandonar el escondite, tuvo el gran cuidado de dejar todo listo Para facilitar las cosas a una mandataria muy limitada. Pero también muy obediente. No tiene mucho qué pensar o qué hacer para continuar con la destrucción. Producto de un fraude que la convirtió en la Primera Mandataria, aprendió esa lección y ayer la usó para acabar con el Poder Judicial.
Utilizó otra lección: machacar que el acto de ayer es para acabar con la corrupción en ese organismo. Pero lo que nos espera, seguramente no tendrá parangón, porque fueron electos los incondicionales del gobierno. Los que trabajarán con la consigna de complacerlo. Además, con otra instrucción: la de trabajar para las fuerzas externas que hoy son las que realmente mandan desde las sombras y con el poder que imponen las modernas armas a su disposición.
Como todo lo que se mueve en Morena, lo que menos importó es la preparación. La experiencia. Importó mucho que los candidatos sean, más que afines al Morena, incondicionales de los que mandan. De esta suerte, sólo tendremos otro poder plagado de basura, con sus excepciones, como en todo. Pero además lleno de corrupción. Que me digan dónde no la hay más que ayer.
Hoy nos dirán que triunfó la democracia. Que todo México se volcó en las urnas de la devastación. Que México va seguro a la gloria, en otro episodio de farsa infame. De esos que ya son sello indeleble de estos gobiernos.
ariosruiz@gmail.com