LATITUD MEGALÓPOLIS
PERFIL DE MÉXICO
Armando Ríos Ruiz
Dicen que quien mucho habla, más se equivoca. La Presidenta, obligada a continuar con las prácticas de su maestro en las mañanas. Con evidentes carencias intelectuales para salir de los aprietos en que la colocan los pocos reporteros serios e inteligentes que la orillan al ridículo que no puede evitar su notoria falta de inteligencia, está, hoy más que nunca, obligada a cerrar el teatro.
No le hace absolutamente ningún bien exponerse a lucir su figura tan poco atractiva Y desgarbada ante las cámaras que sólo ven algunos simpatizantes, que los hay. Pero menos utilizar el micrófono para decir sandeces y dar respuestas anodinas. O bien, para imitar al antecesor en eso de denostar a quienes considera sus enemigos, sólo por el simple hecho de haber heredado el odio que el maestro siente por algunos políticos del pasado y que ni siquiera en eso es original.
Está obligada hasta a sentir odio. Algo impensado que ni siquiera un padre podría lograr en un hijo, salvo que lo eduque especialmente para odiar a sus enemigos y lo alimente con ese fluido invisible desde que nace y de manera incansable como insistente, hasta llevarlo a la locura por odiar.
Ese teatro mañanero la ha llevado a proferir muchos disparates cada día. Tal vez no se da cuenta por esa falta de inteligencia y porque posiblemente nadie ha sido capaz de decirle que diariamente hace el ridículo. Como quiera que sea, es la supuesta Presidenta de todos los mexicanos, aunque se niegue a reconocer a muchos millones que tampoco la reconocen a ella, por inteligir que es producto de un fraude, como todo lo que toca y como todo lo que hace Morena.
Cuando su homólogo de Estados Unidos habló de declarar a los narcotraficantes mexicanos como terroristas y amenazó con venir a ponerlos en su lugar, la señora también comenzó a utilizar su teatro para replicarle que no permitiría que nadie violara nuestra soberanía y hasta se alcanzó la abstrusa puntada de utilizar el Himno Nacional, como cuando su benefactor recomendó utilizar escapularios y otros fetiches para corretear a la pandemia.
¡Qué pésima copia, de veras! Pero ahí están las consecuencias que algún día habrían de resultar y para su mala suerte, iniciaron más temprano que tarde. Sus dislates la mantienen hoy en problemas profundamente serios con el gobierno vecino, nada menos que el más poderoso del planeta, para acabarla de amolar, sin que exista la más remota posibilidad de revertirlos.
Más tardó en decir a nuestros paisanos radicados en La Unión Americana, a donde suelen ir en busca de las oportunidades que su gobierno les niega en México, lo que recordó Kristy Noem en Presencia de Trump y durante una conferencia atestada de periodistas por los disturbios alarmantes que se suscitaron en Los Ángeles: que nuestra Presidenta estimuló las protestas.
En la oficina oval de La Casa Blanca, la acusó de alentar las movilizaciones en Los Ángeles y afirmó que la mexicana las anunció, no por las redadas de migrantes, pero sí contra el impuesto a las remesas, por cierto, de 3.5 por ciento. Señaló que “no debería estar alentando las protestas violentas y añadió que, si bien la gente tiene derecho a La protesta pacífica, la violencia que estamos viendo no es aceptable. No va a ocurrir en Estados Unidos”.
Todo parece indicar que la señora Sheinbaum pensó que se trataba de México, en donde los maestros pueden realizar actos vandálicos en pos de las prebendas personales para sus líderes, con algunas migajas para quienes creen en ellos y el gobierno está obligado a satisfacerlas. Aquí algunos inconformes pueden inclusive estrellar un automóvil contra la puerta del palacio virreinal de gobierno y no pasa absolutamente nada.
La secretaria Noem se extendió en explicaciones, de las que los periodistas tomaron nota, para luego dar paso al dicho del Presidente Tump, de que, si no fuera por el envío de la Guardia Nacional y los Marines, Los Ángeles “estaría ardiendo”, y advirtió que podría invocar la Ley de Insurrección en esa ciudad californiana, precisamente por las recomendaciones de nuestra mandataria.
ariosruiz@gmail.com
