* Y así como Fierro se hundió en el río por la carga de su codicia, Andy y los que hoy mandan quedarán indigestos y posiblemente fallezcan de obstrucción intestinal, por tragarse todo lo que no es de ellos. Ahí está la pinta que cierra uno de los textos de la saga de La costumbre del poder regalada para nuestra información por Luis Spota: resultó peor el remedio que la enfermedad
Gregorio Ortega Molina
“Bienvenida a la eternidad de la literatura, Lisbeth Salander”, con esta frase cierra Mario Vargas Llosa su comentario publicado en El País, para congratularse por haber leído, al fin, la saga Millenium, éxito del que su autor, Stieg Larson, no tuvo tiempo de enterarse.
En este caso el personaje tiene y conservará más vida que su autor, sobre todo porque en la actualidad todo lo que vende y llama la atención de las sociedades, es convertido en imagen. TV, cine, teatro; también en recuerdos que refuerzan memoria y afectos por lo que esas creaciones literarias regalan a sus vidas, vividas en la imaginación para ellos.
Lo anterior se desprende de mi lectura de Herir en lo sensible, recopilación de la obra periodística de Emilio Uranga, con estudio introductorio de José Manuel Cuéllar Moreno. Leídos los textos, puede llegarse a la conclusión de que la literatura no es engaño y mucho menos subterfugio para el solaz de los lectores; cuando el trabajo es casi perfecto, la novela, la poesía, adquieren la textura del cuerpo, el hálito del espíritu. Santa es memorable, y pocos recuerdan a Federico Gamboa.
Esta recopilación de los textos de Uranga obliga a que repasemos nuestras lecturas y el provecho o reconocimiento que obtenemos de ellas, no al momento de cerrar el libro, sino después, meses o años transcurridos, y nos enfrentamos a situaciones que deseamos absorber en el entendimiento, para comprender nuestro entorno. Hoy Rodolfo Fierro y su Fiesta de las balas evocada para nosotros por Martín Luis Guzmán, nos señalan claramente la manera en que antes y ahora se conducen en el gobierno.
Y así como Fierro se hundió en el río por la carga de su codicia, Andy y los que hoy mandan quedarán indigestos y posiblemente fallezcan de obstrucción intestinal, por tragarse todo lo que no es de ellos. Ahí está la pinta que cierra uno de los textos de la saga de La costumbre del poder regalada para nuestra información por Luis Spota: resultó peor el remedio que la enfermedad.
El esfuerzo del doctor Cuéllar Moreno en recuperar para nosotros el trabajo de crítico literario de Emilio Uranga, es de trascendencia, porque motiva a los lectores a la evocación de sucesos, vivencias, padecimientos públicos y privados que quizá quisieron olvidar. Nos obliga a negarnos a dar la espalda a nuestro presente.
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El ejemplo de mi aserto anterior lo ofrece una inteligente lectora que nos advierte:
Ahora sí ya se desdibujó la patria. El gobierno se la comió y ahí ya están los hoyos de las carencias que han dejado las rapacerías de los 4teístas con cada bocado que se meten del presupuesto: carencia de salud, seguridad, transporte, educación, vivienda, trabajo, desastres naturales sin capacidad de respuesta. El que vive hoy en México vive de milagro y del esfuerzo de los generadores de empleo tan vapuleados actualmente. Los que ya se han muerto en circunstancias debidas a la negligencia gubernamental son los nuevos mártires de México. El descarado y repentino enriquecimiento de los actores políticos es el sello, marca y distintivo de lo que en realidad significó la farsa de “primero los pobres”. Ya lo dijo Noroña: la austeridad que exige el gobierno es una política gubernamental, más no individual. ¡Y encima son marxistas! Pero su marxismo apesta a casas, lujos y viajes.
Grávense con más impuestos las bebidas azucaradas pero que se vendan los “chocolates del bienestar” en las escuelas. Que los libros de texto fomenten el odio a la riqueza, pero no a la riqueza mal habida del secretario de Educación Pública, por mencionar uno.
¿Hasta cuándo abrirán los ojos los beneficiados por los plásticos del bienestar y se den cuenta que están peor de jodidos por la carencia de servicios públicos? ¿Que aún con sus 3000 pesos al mes están más vulnerables que nunca?
¿¡Viva México!? Así no.
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@OrtegaGregorio