- Olvidemos que México saldrá de crisis financiera con la 4T
Miguel A. Rocha Valencia
En la euforia de conseguir el agradecimiento de cada vez más mexicanos, si es posible de todos, el gobierno no se detendrá en reflexionar de dónde sacará el dinero para pagar 2.9 billones de pesos en subsidios, de los cuales, como anunció la jefa del Ejecutivo un billón de pesos será para programas sociales para superar la cifra de 52 millones de beneficiarios. Para las pensiones contributivas se van 1.54 billones de pesos.
Y como el plan clientelar es progresivo como los derechos, sin duda la cifra seguirá escalando a razón de entre 150 mil y 200 mil millones anuales, independientemente de que las pensiones contributivas sigan creciendo dadas las dimensiones de quienes las otorgan como el ISSSTE, IMSS, fuerzas armadas, Pemex y quien se agregue.
Porque en este punto no debemos olvidar que con los ajustes a la seguridad social, el número de beneficiarios aumenta y con ello los gastos de las instituciones en médicos, enfermeras, análisis, radiografías, especialidades y medicamentos por lo que el IMSS por ejemplo sólo cubrió el 46.5 de sus gastos con recursos propios mientras que el ISSSTE puso únicamente el 23 por ciento. Esta última, aportó el uno por ciento de sus pagos de pensionados.
Para los no contributivos hay que apartar el billón de pesos que ya anunció la presidenta, lo cual representa un aumento de 150 mil millones para 2026, en vísperas de año electoral y donde hay que obtener mayor agradecimiento popular.
Es por eso entre otros factores que el déficit público no va a bajar sino por el contrario, crecerá por arriba del 1.7 billones de pesos que se traducirán en deuda pública, de la llamada soberana ya que, ante la ausencia de más impuestos de una población causante del 17 por ciento, la única forma de continuar con la creciente compra de simpatías y encuestas es pidiendo prestado.
Este fenómeno de la 4T no es nuevo, de hecho, hace años publicamos en este espacio que el creciente endeudamiento de quien dijo que no pediría prestado, se estaba guardando bajo la alfombra. Supero los siete billones en un sexenio, obligó al pago de casi tres billones de pesos de intereses y ahora vamos rumbo a los 20 billones en sólo dos años, es decir, la misma estrategia.
El tema es que a la administración sólo le importa conservar el poder aunque México se convierta en un país quebrado y endeudado harta la insolvencia tan sólo por el pago de intereses de una deuda soberana y los de la caja chica gubernamental que es Pemex donde todos meten mano ya sea con robos de hidrocarburos o fraudes fiscales que escalan a lo más alto del poder y cruza líneas por el sur de la República.
Porque dinero ya no hay, se mete cada vez más monetario sin sustento en actividad productiva a la economía y tarde o temprano nos va a causar un dolor de cabeza fenomenal a través de índices incontrolados de inflación, ya que es dinero sin respaldo precipitándonos a una economía ficción donde va a llegar el momento en que no alcance para pagar los intereses o los propios programas sociales sin sacrificar servicios o parte de la administración.
Como apuntamos arriba, la economía se sostiene con las aportaciones del 17 por ciento de la población donde la se exprime a generadores de empleo que prefieren irse a la informalidad como pasa con las empresas. El ejemplo claro es el de la tienda que baja la cortina y se va a la banqueta. NO paga impuestos ni prestaciones sociales.
En tanto la persecución a los “grandes” provoca una mayor sofisticación de la elusión fiscal y encuentran clientela en la informalidad, en tanto que la inversión fija escasea, aunque nos digan lo contrario como en la industria automotriz que ya reporta una caída del 17 por ciento y es parte de la baja en toda la industria que ya encadena nueve meses perdiendo espacio y con ello, aportaciones fiscales.
Se está jugando con fuego, tarde o temprano, insistimos, no habrá dinero para cubrir gastos y pagos simplemente porque el país no crece y se finge demagógicamente la disminución de la pobreza con programas clientelares sin instrumentos de evaluación, porque además, los empleos firmes no crecen más que en el discurso oficial.
Ojalá pararan, reorientaran la economía con el simple abc, pero mientras el fin no sea crecer sino mantener el poder, estamos fritos. La crisis va a llegar.
