El mismo banco central explica que la política monetaria es el conjunto de acciones que pone en práctica el instituto para influir sobre las tasas de interés y las expectativas inflacionarias del público, a fin de que la evolución de los precios sea congruente con el objetivo de mantener un entorno de inflación baja y estable.
Al procurar el objetivo de mantener un entorno de inflación baja y estable, el Banco de México dice contribuir a establecer condiciones propicias para el crecimiento económico sostenido y, por lo tanto, para la creación de empleos permanentes.
En este contexto doctrinal, el Banco de México anunció el pasado viernes una rebaja de 50 puntos base en la tasa de interés de referencia (la tasa de interés interbancaria, que precisamente sirve de referencia para el intercambio de dinero prestado entre los bancos y establecer así los tipos activos y pasivos) y la situó en un 3,0% anual, esperando que la inflación anual no rebase ese porcentaje.
Detrás de esta decisión de la junta de gobierno del banco central está lo que los economistas de la institución llaman conservadoramente “moderación” del crecimiento de la economía mundial y el “bajo ritmo” de la actividad económica en el país, que según nuestras cuentas es rayano en la recesión, aunque esta palabra asuste.
Es posible que el Banco recorte la TTI por las razones que expone: consideró “factible la convergencia eficiente de la inflación al 3 % con una tasa de interés de referencia menor”.
Pero también es posible, y esto es lo más probable, según nuestros cálculos, que lo haya decidido en un intento por contribuir a atacar la debilidad cada vez más pronunciada de la economía, mediante el impulso a un crédito más barato a fin de que los agentes económicos puedan financiar sus planes de producción y de negocios y tengan posibilidades así de que sus productos se abaraten y sean más atractivos para la alicaída demanda agregada.
Se intenta darle vigencia a la ya trasnochada ley de la oferta y la demanda, que bien puede funcionar en economías que no afrontan problemas de liquidez y que van marchando sin contratiempos.
• Positiva, la decisión de bajar las tasas
• Buen intento para reactivar la economía
Y aquí, en esta economía de jalones y estirones, de arrancones y frenadas, nada es previsible. Tan es así que el Banco de México advirtió que “no serían recomendables disminuciones adicionales en el objetivo para dicha tasa (la Tasa Interbancaria) en el futuro previsible”, por lo que se mantendrá atenta a la evolución de la actividad económica y su impacto en la inflación. O sea que el horno no está para hornear cabrito y nada es miel sobre hojuelas para los barones del instituto bancario central, y menos para los agentes económicos, y menos para los empresarios y los trabajadores.La tasa de interés interbancaria a un día se mantenía en el 3,50 % desde el 25 de octubre pasado, cuando fue rebajada en 25 puntos base.
El “bajo ritmo de crecimiento” económico del último trimestre de 2013 persistió durante los primeros tres meses de 2014, el cual estuvo por debajo de lo previsto por el propio banco central.
En el primer trimestre de este año, la economía mexicana creció apenas el 1.8 %, lo que obligó al Gobierno a reducir su proyección de aumento del PIB del 3,9 al 2,7 % para el cierre de 2014.
“El débil desempeño de los componentes del gasto interno, como el consumo y la inversión privada, no ha sido compensado por un mayor dinamismo de las exportaciones al cierre del primer trimestre y comienzo del segundo”, de acuerdo con el banco central.
El Indicador Global de la Actividad Económica de marzo retrocedió en un 0.81 % en cifras desestacionalizadas, lo que hace prever que el crecimiento para este año “será menor al esperado hace apenas un par de semanas”.
Bueno. Estamos en el filo de la navaja. ¿No cree?
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