Iztapalapa lo sabe, y lo sufre todos los días
Frida Sandra Ariadna Urbina Navarrete
Iztapalapa se encuentra en el poniente de la Ciudad de México, y es una de las delegaciones más pobres, sobrepobladas y con mayor escasez de agua en la ciudad. Sus propios pozos están contaminados por metales tóxicos que deben ser filtrados del agua a un gran costo. Pero incluso después de esto, casi siempre sigue faltando agua. En teoría, se compensa con las reservas del Cutzamala, pero en realidad no resultan de gran ayuda: el consumo de agua de delegaciones más pudientes del oriente de la ciudad, así como las fugas en el trayecto, ocasionan que apenas llegue un chorro de agua a esta localidad, ubicada a 150km de la fuente original.
La presión del agua de las tuberías está relacionada con el nivel de ingreso, y ambas cuestiones van a la baja entre más se aleje uno del Cutzamala. En las acaudaladas delegaciones del oeste de la ciudad, Miguel Hidalgo y Cuajimalpa, donde se ubica buena parte de los campos de golf de la ciudad, la presión del agua es de 14kg por centímetro cuadrado, suficiente para que funcionen los aspersores que riegan el pasto. Más cerca del centro de la ciudad, en las zonas comerciales de Polanco y Benito Juárez, las clases medias y altas deben arreglárselas con un nivel de presión de menos de la mitad, y en ocasiones enfrentan escasez. Sin embargo, esto no es nada en comparación con Iztapalapa, donde la presión de las tuberías es sólo de 500g por centímetro cuadrado, y los grifos están secos con suma frecuencia.
Sacmex (Sistema de Aguas de la Ciudad de México) invierte más en Iztapalapa que en cualquier otra zona de la ciudad, pero lo que desborda es la escala del problema. Las autoridades explican que el desarrollo de Iztapalapa fue principalmente imprevisto. En las últimas décadas, alrededor de 1.8 millones de personas (la mayoría pobres) se han mudado a la delegación, y la infraestructura necesaria se ha construido a un paso muy lento.
“Tenemos grandes problemas”, dice Ramón Aguirre, director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México. “La ciudad está sobrepoblada, la calidad del agua subterránea es baja, y en algunas zonas tenemos que bombear agua por cerros de 300 metros de altura dentro de la ciudad. Es un reto mayúsculo.”
Muchas personas, pertenecientes al sector descuidado que carece de agua y que no cuenta con el servicio de condonación en Iztapalapa, se esfuerzan todos los días para sobrevivir con la poca cantidad que llega hasta sus hogares gracias a pipas de agua que recorren, día con día, la delegación con más sed de la capital.
En “Garza estrella”, Iztapalapa, se empieza a temprana hora el recorrido de las pipas que salen de manera regular para dar el servicio a decenas de habitantes deseosos por llenar sus tambos, cubetas y cisterna con el líquido vital; lo cual es un oficio de batalla para los conductores de la estación, quienes suelen ser el sector que recibe las respuestas de frustración de los pobladores cuando la escasez del agua es extrema.
Muchos habitantes de la Ciudad de México temen ingresar en las comunidades ubicadas en los cerros de los márgenes localizados más al oriente de Iztapalapa, famosos por sus pandillas de narcotraficantes y ladrones de coches. Pero los choferes de las pipas no tienen alternativas. Un claro ejemplo de esto es Adrián Vázquez, quien nos cuenta como fue la última vez que su pipa y él fueron secuestrados por una turba iracunda: “Me apuntaron con una pistola a la cabeza y me dijeron que hiciera lo que me dijeran o me matarían. Estaban desesperados y muy enojados, y me culparon a mí porque yo traía el agua.”
“Es una experiencia bastante común”, añade uno de sus compañeros de trabajo.
Vázquez estima que es secuestrado unas cinco o seis veces al año. Su estación también se convierte en un blanco cuando la escasez de agua se vuelve insoportable. “Este sitio también ha sido atacado,” dice. “En ocasiones intentamos irnos a casa alrededor de las 11 de la noche, pero una muchedumbre invade la estación y se niega a irse hasta que les llevemos agua a sus casas. Puede ser infernal.”
Las pipas, que en teoría deberían ser utilizadas sólo para emergencias, se han convertido en una necesidad cotidiana. “He trabajado en esto durante 12 años, y sólo recuerdo dos ocasiones en que la presión de las tuberías era suficientemente buena como para que no tuviéramos que trabajar,” recuerda Vázquez entre risas.
Una vez que Adrián llena su pipa de 10,000 litros de capacidad, la conduce a una altura de varios cientos de metros por las pendientes de Avenida Miravalle, hasta llegar a uno de los barrios más empobrecidos de la ciudad, dónde para muchos habitantes las pipas representan un salvavidas.
En la casa a medio construir ubicada junto a la tienda de Zaragoza, Alejandra Salgado le pide a Vázquez que le llene tres cubetas, un tazón, una tina de acero y tres cisternas. Conforme mira el agua caer, exhala con alivio: “Gracias a Dios, esta vez es bastante cristalina. La última vez era amarilla.”
“Una persona de una colonia popular puede estar pagando costos inertes al abastecerse de agua que fácil puede rondar los cuatrocientos pesos al mes; mientras que una persona que tiene servicio regular y no la cuida, a lo mejor sólo está pagando treinta pesos”.
Ramón Aguirre, director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México.
Conseguir abastecimiento de agua para beber, limpiar la comida, lavar la ropa, bañarse y tirar de la cadena del escusado es costoso y lleva mucho tiempo. Muchos padres de familia –por lo general las madres– deben tomar un pesero hasta la estación de servicio de las pipas para solicitar agua. En teoría, el servicio debe ser gratuito, pero en la práctica los habitantes pagan a los choferes una propina de 30 a 50 pesos. Adicionalmente, Alejandra Salgado –como la mayoría de los habitantes de la Ciudad de México– compra agua embotellada para beberla. Cada garrafón de 19 litros cuesta 9 pesos. En total, estima que alrededor de una quinta parte del ingreso familiar de 2,500 pesos se va en agua. “Tenemos planeado irnos de la ciudad porque no nos alcanza para vivir aquí,” dice.
“La Ciudad de México está entre los estados que tiene mayor cobertura de agua, estamos hablando del 98%; pero si uno piensa en eso 2% que no tiene nada de agua, son más 180 000 personas, colonias enteras, que tienen que vivir entre tambos, en ahorro y extrañando siempre que llegue el pipero”.
Carolina Rocha Menocal, periodista.
Para las comunidades a las que sólo les llega el agua por medio de pipas, los pobladores dicen vivir en una fuerte ansiedad perpetua. “Todo el mundo habla siempre de ese tema, todos los días se sufre aquí” dice José Hernández, habitante del barrio Ejidos de Santa María.
“Queremos agua que nos llegue de forma suficiente y aceptable”, comenta Esperanza Zavala mientras entramos a su hogar dónde hay más tambos que muebles. “Nos bañamos cada tres días y los trastes los juntamos y ya hasta que llega el agua los lavamos”.
“La mayoría son de agua sucia que reciclamos para tirarla en la calle para que no se levante la tierra o para usarla en el baño”, dice Esperanza mostrándonos muestra sus tambos en el patio.
Tan pronto como la cubeta está llena, uno de los tres hijos de la señora Zavala moja un trapo y empieza a limpiar la tierra de sus zapatos. Su madre sacude la cabeza y dice que cuando ella era una niña y vivía en la parte norte de la ciudad las cosas eran muy diferentes. “Mi mamá lavaba la ropa y de la misma agua que salía de la llave le tomaba, ahora el agua está podrida o no más no sale. No es posible entender lo que significa vivir sin agua hasta que se vive así,” afirma. “El agua es la prioridad número uno.”
Trabajo de investigación: Frida Sandra Ariadna Urbina Navarrete.
Referencias
Referencias bibliográficas:
Ismael herrera Revilla. (1995). El agua y la Ciudad de México. Distrito Federal, México: Academia de la investigación científica, A.C.; Academia Nacional de Ingeniería, A.C.; Academia Nacional de Medicina, A.C.
Entrevistas:
Habitantes de la delegación Iztapalapa, Ciudad de México:
– Yolik Adramelech Guevara Hernández (20 años).
– Diana Velez Moctezuma (24 años).
– Esperanza Zavala Prieto (54 años).
– José Hernández Flores (62 años).
Referencias de páginas web:
Sistemas de Aguas de la Ciudad de México (2017). Recuperado de:
http://www.sacmex.cdmx.gob.mx/sacmex/index.php/contacto/centro-de-atencion
Carolina Rocha Menocal. Azteca América (2016). Escasez en el abasto de agua en la Ciudad de México. Recuperado de:
Adriana Salcedo y Eduardo Rabasa (2015). La crisis del agua de la Ciudad de México. THE ROCKEFELLER FOUNDATION. Recuperado de:
https://www.theguardian.com/cities/2015/nov/12/la-crisis-del-agua-de-la-ciudad-de-mexico
Mariana Mata (2016). Abastecimiento y problemas del agua en México. Recuperado de:
http://propiedades.com/blog/arquitecura-y-urbanismo/abastecimiento-y-problemas-del-agua-en-mexico