Francisco Gómez Maza
• Entre maestros irritados y porros provocadores
• Trudeau le pide a EPN que privilegie el diálogo
Justin Trudeau entiende muy bien lo que está ocurriendo en México. Como maestro que es, entiende y comprende a los maestros de cualquier latitud. Y más a los mexicanos. Estos locos maestritos de Chiapas y Oaxaca principalmente, aunque también los hay en otros estados de la federación, no dejan de tener razón en sus cuestionamientos a lo que los legisladores y el ejecutivo llamaron y llaman reforma educativa.
Justin Trudeau es el primer ministro de Canadá y como tal le pidió a Peña Nieto privilegiar el diálogo en el conflicto magisterial que se vive en México. Lo que está habiendo en Gobernación no es diálogo. Es el discurso de Miguel Ángel Osorio Chong frente a los maestros. No se está dialogando de nada porque el tema por el que los maestros quieren dialogar es la reforma educativa.
Están molestos los maestros, muchos no se atreven a manifestarse porque están en el SNTE, el gremio progubernamental que dirigía la maestra Gordillo Morales, ahora encarcelada bajo acusaciones improbables, porque la reforma se reduce a sólo las desatinadas evaluaciones al magisterio. Recuerdo a un compañero periodista que siempre publicaba en primera plana en el periódico donde trabajábamos. Siempre publicando notones como decíamos en el argot de los reporteros. Pasados 15 años, a alguien de esa torpe dirección del periódico se le ocurrió evaluar a los reporteros y sólo se quedarían los que pasaran el examen. Pues el compañero no lo aprobó y olímpicamente fue despedido de la empresa. Que torpeza. Nos quedamos sin un verdadero reportero que sabía cómo y dónde y cuándo conseguir la noticia de primera plana,.
Así pasa con “la reforma educativa”. De educativa tiene muy poco si habláramos de lo que es realmente, verdaderamente, educación. Mi maestro de lógica me decía: cuando enseñes enséñale a tus alumnos a dudar inclusive de lo que tú les dices. Esa es la educación. Dudo luego existo, decía el inmemorial René Descartes. Y en esta educación bancaria, como la calificaban aquellos filósofos latinoamericanos de la educación liberadora, como Ariel Dorfman o Armand Mattelart, o el brasileño Paulo Freire, de quienes ya nadie se acuerda y menos los gobiernos populistas de derecha o populistas de izquierda que tienen el objetivo de deseducar más bien para controlar a los pueblos. Por cierto, estando en conversación, ahora en Canadá, Barack Obama y Peña Nieto. Éste se echó una perorata en contra del populismo y el de Honolúlu le respondió, palabras más palabras menos: “Yo soy populista”. Qué pena.
Al interior, dejando a un lado las advertencias de Trudeau, los exabruptos de Peña y el elotazo de Obama, hay problemas. Gravísimos problemas, particularmente en Chiapas y Oaxaca. Maestros y Gobierno están jugando a las vencidas. Y en medio de todo hay infiltrados pagados “quién sabe por quién” que echan a perder la manzanilla. Un buen ejemplo es el “desabasto” de combustibles en Chiapas. Criminalizar al movimiento magisterial es el objetivo y se van a enojar mis amigos de la derecha populista, pero yo no quisiera llamarlos porros a quienes son mandados “por quién sabe quién” a vandalizar la situación, en ambos estados.
Y tan fácil que es resolver ese asunto. Porque no revisar el contenido y la forma de la llamada reforma. Con humildad. Los legisladores hicieron lo que les dijeron sus pastores que hicieran. Pero les juro que muy pocos saben lo que hacen tanto en San Lázaro como en el Senado. Están para legislar a favor de los poderosos. Y así fue como aprobaron la reforma. Qué sólo ha servido para profundizar la división entre los mexicanos. México es ahora un país dividido.Y un país dividido deviene en un país fallido, un Estado fallido, un gobierno fallido, aunque me mienten la madre los defensores a ultranza del modelito neoliberal y campirano que se adueñó de este país.
No cuesta más que poner a trabajar en una contrareforma a verdaderos expertos en el asunto educativo. Quitarle a la reforma el carácter de represión laboral.
Y recuerde, señor presidente, que la cosa no es para reír. La situación es gravísima, sólo que usted no se da cuenta porque vive enclaustrado y cuando va a alguna zona popular se la llenan de acarreados, igual que le hacen al Peje, el rey del populismo mexicano y que pone de mal humor a las buenas conciencias.
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