• ¿Será que el 2.7 es mejor que el 2.4…?
• Bueno, lo dice don Luis Videgaray Caso
El 2.7 por ciento es abiertamente insuficiente, pero es mejor que el promedio 2.4 de los últimos 30 años, presumió en su lógica don Luis ante los asistentes a la Reunión Nacional de Consejeros de BBVA Bancomer. Bueno. 2.7 es mejor que 2.4 si Pitágoras o Valdor no se equivocan.
Evidentemente que la aritmética no le falla al señor secretario. Lo peor sería que fuera al revés volteado.
Y lo mejor de todo, en la aritmética lógica del señor del Tec de Masachusets y del glorioso ITAM, es que, aunque la cifra es “abiertamente insuficiente” (¡A poco!), “implica crecer un poco más que lo que hemos crecido en promedio en los últimos 30 años, que ha sido del 2.4 por ciento, o crecer un poco más que lo que hemos crecido en los últimos 13 años, donde el crecimiento ha sido del 2.3 por ciento.”
Preciosa disertación. Lógica cartesiana, pues.
Pero… Pero, don Luis… Comparar el presente con el pasado es totalmente irrelevante. No tiene sentido. El tiempo sólo es la medida del movimiento. Un antes y un después, si el obispo de Hipona no se equivoca. El pretérito no existe. Existió. Ya pasó. Ya no existe. Sólo sirve para no repetir los errores que llevaron al fracaso. Y los mexicanos no aprendemos.
Y más irrelevante y ocioso es festinar lo que pudiera ocurrir en lo futuro (nadie sabe si habrá de ocurrir) – “el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, dijo (a los consejeros del banco español) que el crecimiento económico para 2014 es claramente insuficiente para cubrir las necesidades que tiene México, (pero) se verá una recuperación en el segundo semestre del año, basado (sic) en una mejora en el consumo”.
¡Présteme su bola de cristal, don Luis!
Ay, don Luis. ¡Pero si acaba usted de ajustar a la baja los porcentajes del comportamiento del producto porque Gini se niega a levantar la curva! Por qué insiste, cuando todo el mundo experimenta lo contrario, hasta los grandes gurúes del ITAM o del Tec de Monterrey, en que “las cifras que tenemos muestran una recuperación en el consumo, en los meses de marzo y abril, y esto será parte de lo que explique un mayor dinamismo en nuestra economía durante el resto del año”.
Ay, don Luis. Será el consumo de los habitantes de Las Lomas, o Santa Fe, de Los Encinos, o de la Zona Diamante, o de Pichilingue. Porque el consumo de los desesperados habitantes del tugurio, le aseguro, nunca ha tenido dinamismo alguno. Y son mayoría.
Esto del comportamiento de la economía parece complicado para muchos, pero es tan simple como muy bien lo explica Leo Zuckerman:
Imaginemos que la economía es como un pastel. Lo que queremos es que ese pastel sea lo más grandote posible para que nos toque más a los que nos lo comemos. Eso significa que, con nuestro trabajo, hay que irlo aumentando cada año.
Pues bien, a finales de 2013 la economía mexicana tenía un tamaño de 16.7 billones de pesos corrientes, de acuerdo con el INEGI (billones en el sentido castellano, es decir, millones de millones de pesos). De ese tamaño era el pastel.
La Secretaría de Hacienda pronosticaba que creceríamos en 3.9%, que equivale a 652 mil millones de pesos. Ahora predice que el pastel sólo crecerá en 2.7% o unos 452 mil millones de pesos.
El recorte de 1.2 puntos en el crecimiento equivale nada menos que a 200 mil millones de pesos. Si el pastel se repartiera entre los 120 millones de mexicanos que somos, la caída en la expectativa de crecimiento equivaldría a una rebanada de mil 672 pesos por cada uno de los habitantes del país.
Así de sencillito, don Luis.
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