Claudia Rodríguez
Cuando desde el Ejecutivo se denota actividad intensa de su titular y se advierte en él una gran displicencia y amplia sonrisa, siempre algo de características anómalas e irremontables se avecina para nuestro país. Nada mágico, ni místico, ni siquiera de carácter natural; siempre de impacto económico.
A muchos pareció fuera de ruta y de la propia ideología priista, la iniciativa presentada por el presidente Enrique Peña Nieto para amparar bajo la Constitución mexicana, los matrimonia homosexuales. Asunto que ha sido aplaudido por las izquierdas y por grupos pro derechos humanos, renegado por la derecha y el clero y reservado por los mismos priistas.
Es al final y hasta ahora, una iniciativa que tendrá que pasar el tamiz del Congreso y al cual no le apura discutirlo, sin embargo, ha servido para distraernos de la tormenta que de manera inexorable se avecina para los mexicanos.
El presidente Enrique Peña Nieto intenta de alguna forma recuperar credibilidad, confianza y hasta afectos porque muchos de los derechos que constitucionalmente también nos amparan, los poderosos no encuentran como cumplirnos porque han terminado con las arcas del país e intentan incluso desacreditar nuestras tareas para violentar la ley. No nos queda nada. Vivimos de la cuenta corriente.
Es así que ha tocado al Banco de México (Banxico) y a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), tejer la historia de que la convulsión financiera e internacional en el mundo repercute de manera anómala en nuestro país y no es por otra situación, sino por eso, que México tiene y puede tener aún mayores problemas de crecimiento en el Producto Interno Bruto (PIB), en los bajos precios del petróleo, en la poca resistencia de nuestra moneda ante la apreciación del dólar, y en fin, en que la economía nacional simplemente no crezca.
Nos desfalcaron otra vez y tan rápido que ya no les alcanza ni para acabar el sexenio y la tormenta se avecina.
Que el jefe del Ejecutivo intente recuperar terreno en el área del carisma, la apertura y la crítica, no es casual. Ellos saben que tienen un monstruo de mil cabezas al frente e intentan ganar terreno, pero para salvarse ellos y no a nosotros.
Acta Divina… La SHCP ajustó su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para dejarlo en un rango de entre 2.2 y 3.2 por ciento. El pronóstico previo decía que creceríamos a un rango de entre 3.2 y 4.2 por ciento.
Para advertir… Ni de dónde agarrarse.
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