Han sido múltiples y muy variadas las ocasiones en que en el ámbito de la justicia se han emitido resoluciones, acuerdos, determinaciones, proveídos, sentencias, suspensiones por parte de jueces de distrito, magistrados y ministros pertenecientes al Poder Judicial Federal, singularmente aquellas relacionadas con una tutela judicial efectiva de los derechos, salvaguardas, garantías constitucionales e intereses legítimos de los mexicanos, que han causado enconos, críticas, ocurrencias, enfrentamientos, las más de las veces innecesarios, entre el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y las togas de dignidad del referido Poder Judicial. De hecho se ha acusado al Primer Magistrado de la Nación de invadir el campo propio de la justicia y no respetando con ello la separación de los Poderes de la Unión. Se ha llegado a decir que Andrés Manuel López Obrador, ha dado rompimiento al Estado de Derecho, colocando a las togas de esos órganos jurisdiccionales en una situación de rebeldía al no emitir sus criterios a modo del Poder Ejecutivo.
Para las togas del Poder Judicial Federal sería tarea importante la de destacar y separar el problema de la política y la justicia, en medio del arrebato de Andrés Manuel López Obrador, en el tumulto del acaloramiento de sus ocurrencias; nuestras togas de justicia, no pueden lograr su obra sino en un ambiente sereno, ponderado, sin presión ni amenazas de por medio: El Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, está tan cerca de su interés que llega a confundirlo con su derecho; se indigna o se inquieta desordenadamente; su emoción borra su lucidez y lo obnubila; su convicción se conserva enfebrecida.
No hay enfermedad espiritual más punzante decía el Sr. Ministro Salvador Mondragón Guerra, que perder la ponderación y ubicuidad.
Las intervenciones en cuestiones vinculadas con el ámbito de impartición de justicia por parte del Sr. Lic. Andrés Manuel López Obrador, en su carácter de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, suponen un retroceso a tiempos anteriores a nuestra Constitución Política y esas intervenciones innecesarias, no sirven para nada a México. Pero los argumentos amenazantes por parte del Primer Magistrado consagran el recuso a la violencia y la desaparición de instituciones, situación que en caso de darse sería muy peligrosa para nuestra República.
El Lic. Andrés Manuel Lopez Obrador, no goza de poderes coagtivos para obligar a jueces y magistrados a fallar en contra de las constancias procesales que obran en los expedientes.
Fórum et jus: jus, es decir, el derecho, con sus principios eternos, por encima de las ocurrencias, decires del presidente, la justicia debe de ser impartida a la luz del día.
Ni duda cabe de la muy positiva contribución de nuestro Poder Judicial Federal a la vigencia de los derechos fundamentales y al fortalecimiento del —derecho a la justicia— en todas sus vertientes.
Es realmente muy grave para la justicia que el Poder Ejecutivo no coadyuve para librarse de la ola de desprestigio general que ha afectado durante el neoliberalismo a nuestras instituciones de impartición de justicia. Gran parte de la culpa de ese desprestigio —deberíamos considerar de carácter coyuntural— procede del gobierno y sus autoridades, no sólo por no haber sabido ni querido implementar un sistema objetivo para combatir la corrupción en ese medio de justicia.
La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., sólo espera que se ponga un punto final a esas confrontas innecesarias y se ponga en marcha una verdadera operación de limpieza en nuestros recintos de justicia.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de
Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C.,