Claudia Rodríguez
La desaparición y muerte de la niña Jenifer Sánchez Domínguez, estudiante del primer nivel de instrucción preparatoria y con apenas 16 años, no puede terminar sólo con la noticia de que ha fallecido luego de casi 10 días de su búsqueda, sobre en acción de su propia familia.
La pequeña Jenifer como tantas otras mujeres que simplemente fueron sustraídas y hasta violentadas para después darles muerte, no pueden quedar sólo en la anécdota de una cifra que se suma a la anterior, como un listado macabro y para algunos morboso..
Sus cuerpos inertes tienen aún que decir muchas cosas con las que consecuentemente se les haga justicia, aunque sigan en otro plano; sin embargo, es hasta ahora una batalla aislada la que enfrentan las familias a quienes se les dice en principio, que todo indica que se trata de un feminicidio o un homicidio, porque una cosa es el dicho de las autoridades y otra la acción real de quienes deben impartir justicia, empezando en los mismos Ministerios Públicos.
Son desgarradoras las historias de las madres quienes señalan que pese a que fue la familia la que entregó al o los sospechosos a las autoridades, por lo general son liberados por explicaciones tan absurdas como carecer de tiras reactivas. También hay las familias que ya piden asilo en otros países, porque ante la insistencia de que se castigue al asesino de su familiar, son todos ellos amenazados de ser violentados o también asesinados. Qué decir cuando las propias autoridades siguieren la cremación de los cuerpos de las mujeres asesinadas para borrar toda evidencia.
Cada historia familiar que se enfrenta a la desaparición y muerte de uno de sus miembros, incluso hombres; tiene diferencias de modo, tiempo y lugar, pero coinciden sobre todo cuando se trata de mujeres de un mismo móvil: sustraerlas, violarlas y asesinarlas.
El perfil de las mujeres también cuenta: delgadas, morenas, pelo largo y casi siempre jóvenes o hasta niñas.
La sumatoria semanal de más y más mujeres desaparecidas y cegadas de la vida, sugiere que no se hace nada más efectivo que emitir una alerta Ámber´y así, no se puede vivir. Cómo permitir que las niñas(os) y adolescentes empiecen a ser autónomos, si pueden encontrar su final cualquier día de la supuesta normalidad citadina o de cualquier poblado.
Los hijos de hoy, son rehenes también en muchos casos de la tecnología, porque somos los mismos padres quienes no queremos que se muevan solos en esta jungla en donde si nos los arrebatara la violencia, escucharíamos un lo siento de las autoridades y nada más.
Las mujeres ultrajadas y asesinadas tienen que seguir narrando su historia y son muchos sus familiares y más individuos de la sociedad
que les prestamos nuestra voz.
Hasta cuando de verdad: “Ni una más”.
Acta Divina…A través de un comunicado, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), CCH Oriente; informó que el cuerpo de Jenifer hallado el 26 de marzo, pero fue hasta el domingo 31 de marzo que trascendió la noticia de su muerte. Las autoridades escolares demandaron el esclarecimiento de los hechos y castigo a quien resulte responsable.
Para advertir… ¿Y la autoridad? Bien, gracias.
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