A mediados de los años sesenta y dentro de las aulas de la Facultad de Derecho, nuestro recordado Guillermo Floris Margadant, nos ilustraba en el sentido de que el axioma conocido como “iura novit curia”, no era solamente una regla del Derecho Procesal, significaba, que el impartidor de justicia debía de hallar de oficio la norma correspondiente al hecho, sin esperar a que los justipreciables se lo indicaran, resaltaba que ello era también una regla de corrección forense, lo cual indicaba y ordenaba a la autoridad poner interés jurídico por la causa que analizaba.
Me viene a la memoria aquél ilustre catedrático, porque también decía que el derecho de petición contenido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, derivaba del latín y que etimológicamente significaba la “acción de pedir” (petitio-onis); y quienes se acogían como gobernados al contenido del artículo 8º del Pacto Federal ejercían precisamente una acción de pedir.
Don Ignacio Burgoa, otro egregio catedrático de aquellos recordados recintos de instrucción, en relación a lo antepuesto dijo: “el derecho de petición se traduce en la facultad de los gobernados para solicitar a cualquier autoridad, por escrito, de manera pacífica y respetuosa, que realice un acto propio de su esfera de atribuciones y que supone la obligación de la autoridad de acatar lo pedido”.
Si nos remontamos a un pasado reciente, se tendrá que precisar que quien esto escribe y por escrito, acogiéndose a ese derecho de petición, le solicitó a la Procuraduría General de la República en funciones, que no se uniera a la “merde” y, que por derecho propio investigara el fenómeno de la narco-política en razón a que en anteriores administraciones habían sido omisos de ello.
Vaya resumida historia:
Por escrito se dijo, al ocuparnos del término de la merde: “Con él se debe y tiene que calificar la actuación de aquellos que se decían ser abogados de la Nación, se tiene que decir que dicho calificativo ha de servir de soporte a las valoraciones de ilegalidad, dada la voluntaria omisión al cumplimiento del deber de aquellos ministriles de justicia que con su no hacer le brindaban impunidad al narco-político acusado en ciertas actas”.
“Merde” la palabra quizá más sublime expresada por un centurión de guerra, que fue la respuesta que dio cuando sus enemigos le pidieron se rindiera.
“Merde” la palabra utilizada por quien esto relata para calificar el desorden que propiciaron esos seudo procuradores, al no combatir con tamaños de varón el cáncer de la naco-política que sigue denigrando a nuestro México. Ello lo expresó por escrito y dando cabal cumplimiento a lo ordenado por nuestro Pacto Federal, fue asentado con el objeto de destruir la actuación de esos seudo procuradores que tanto mal acarrearon a nuestra justicia.
¿Hasta cuando la actual Fiscalía General de la República se limpiará de aquella palabra pronunciada por Cambronne cuando sus enemigos pidieron que se rindiera?.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..