Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
En febrero de 1920, el secretario de Estado (EU) Robert Lansing renunció a su encargo que ocupaba desde 1915, para incorporarse al directorio de la Mexican Petroleum Company, del legendario filibustero estadunidense, Edward Doheny.
En 1924, Lansing escribió una carta a un poderoso editor amarillista, en cuyos medios clamaba por la intervención armada en México. El ex secretario de Estado descartó esa acción, que consistía en la pretensión de designar a un ciudadano estadunidense en la Presidencia de México.
Para qué las balas, si se puede reclutar a jóvenes ambiciosos
Lansing propuso la opción: Abrir a ambiciosos jóvenes mexicanos las puertas de nuestras universidades y hacer un esfuerzo por educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de los Estados Unidos.
Alguna vez, pronosticó Lansing, esos jóvenes ambiciosos ocuparán puestos administrativos y llegarán a la presidencia de la República. Entonces, razonó el ilustre corresponsal, sin que los Estados Unidos disparen una bala o gasten un dólar, esos mexicanos harán lo que nosotros queramos… y lo harán mejor que nosotros. La profecía se cumplió en los años ochenta.
El asunto a destacar es la propuesta: Educarlos en nuestros valores. El proceso de transculturización, que ha corrido a cargo principalmente de los medios electrónicos, se ha encargado de la tarea.
Alguna vez, si mal no recordamos, Carlos Monsiváis se refirió al primer gobierno neoliberal mexicano como la primera generación de estadunidenses nacidos en México. Suena a ironía. No lo es.
La segunda propuesta de Lansing: Educar a los jóvenes mexicanos en el respeto al liderazgo de los Estados Unidos.
La iniciativa de Schopenhauer, guía del nazismo
Ese es el punto: Particularmente los inquilinos de la Casa Blanca emanados del Partido Republicano, militan en la idea del pensamiento único.
Pensamiento único, obvio, concentrado en la doctrina capitalista y su fase superior: El imperialismo.
Precisamente en 2019, se cumple el segundo centenario de que el filósofo alemán, Arthur Schopenhauer, acuñó el concepto. El pensamiento único constituye una unidad lógica independiente, sin tener que hacer referencia a otros componentes del sistema de pensamiento.
No es casual que, en Alemania, el régimen nazi haya tenido en el ministro de Propaganda del tercer Reich, Joshep Goebbels, el profeta del pensamiento único.
El modelo de Gobbels ha sido replicado, desde el Salón Oval de la Casa Blanca, por el militarismo golpista en América Latina. Lo documentan las desgarradoras experiencias en Argentina, Brasil y Chile (El ABC, del Cono sur): Rafael Videla, Joäo de Baptista Figueiredo, Augusto Pinochet.
Fronteras ideológicas y democracia sin adjetivos
Precisamente, Figueiredo le dio paternidad al término fronteras ideológicas y, para gusto de algunos intelectuales mexicanos, la democracia sin adjetivos. Obviamente, aquellas fronteras, para contener la propagación de ideas postuladas por corrientes de izquierda.
No por casualidad, al calor de la caída del Muro de Berlín, un politólogo de ascendencia japonesa, pero documentado estadunidense, proclamó el fin de las ideologías. “Las otras”, por supuesto, no las instituidas y exportadas por los regímenes anglosajones, depositarios y predicadores de la globalización neoliberal.
El “fin de las ideologías” fue tema abordado por intelectuales del continente europeo y algunos estadunidenses hacia la mitad de la década de los cincuenta. Su preocupación central, después de las derrotas de los regímenes totalitarios de corte fascista, era la suerte del mercado de cara a la intervención estatal en la economía; un reto para las “verdaderas” democracias, las occidentales.
Un poco de dictadura militar no le hace daño a nadie
En aquel encuentro de pensadores participaron algunos después reputados como padres fundadores del neoliberalismo, tan amados por los integrantes de la Generación del cambio mexicana.
Fue el precursor de La escuela de Chicago, Milton Friedman, quien prescribió para Argentina y Chile la opción militar dictatorial, así la limitara por un determinado periodo antes de restaurar la democracia.
En Argentina, acaba de ser derrotado en las urnas el régimen neoliberal de Mauricio Macri. En Chile, el multimillonario neoliberal, Sebastián Piñera, acaba de invocar la Ley de Seguridad del Estado para asestarla a los participantes en las protestas contra la política socioeconómica del régimen, que actúa todavía ceñido a la Constitución impuesta por el primate Augusto Pinochet.
El elegido de la Providencia anda nervioso
Dos reinas en el tablero de ajedrez ideológico continental perdidas, había que compensarla con un caballo: Se escogió al gobierno boliviano de Evo Morales, no fuera que la reciente liberación del brasileño socialista, Lula da Silva, relance las expectativas de integración de América Latina, sin la tutela de Washington.
Eso no lo puede permitir Donald Trump, según propia revelación reciente, elegido de la Providencia. Delirio que también forma parte del pensamiento único, rémora para cuya prevención la democracia no ha descubierto la vacuna. Grave cuestión.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.