Si algo en la vida es nauseabundo es la defensa de la derrota.
Al parecer los amigos incondicionales, del semidios comandante Chávez gran líder de la revolución Bolivariana, no entienden que los hombres son mortales.
Ni es semidios, ni es revolucionario. Hugo, un simple humano, un oportunista, un golpista de estado certero, no es pensador, mucho menos filósofo, y, si no es filósofo menos pensador, incapaz a acertar a cualquier “doctrina”, excepto la del temor o, la que se compra con petrodólares.
La circunstancia histórica, la atinó. Operador político de un pueblo harto de incongruencia, que era incapaz a solucionar su destino de gran nación.
Hugo, intuyó ésa voluntad ciudadana; la justicia; la igualdad; oportunidad para todos; bla, bla, bla,…
En su nimiedad, decidió inventarse un modelo social, de tira y afloja, corrupto para ricos y pobres, de discurso incendiario en contra de quienes mantienen su régimen. Ellos, los que mantienen la circunstancia, no desgastan, una neurona para contrarrestar los obtusos ataques.
Un líder que solo ofrece; dinero, comisiones, compra-venta a cambio de voluntades. Es un político débil.
Alguien que para justificar su encumbramiento despilfarra los dineros provenientes de la riqueza petrolera venezolana para crear un nutrido grupo de seguidores a cambio de lo mismo que hizo Fidel Castro en Cuba.
Regalar a manos llenas un sueño irrealizable.
Fidel, genio político.
Chávez, aprendiz de brujo.
Ambos pasan por la báscula del capitalismo.
¿Cuál es entonces la disyuntiva?
A Fidel le tocó arrodillarse ante los Bolcheviques, lo mismo, ante el nuevo orden.
¿En dónde se desvaneció el ideal del Che?…
¿En Bolivia?…
¿Venezuela, qué espera? ¿A quién espera?…
La página esta mas que conclusa, ¿o no?
ambos líderes pasan por la báscula del capitalismo o será mejor decir que el capitalismo pasa a la báscula a los pueblos de esos dos países (además de pasar a muchos otros países, incluído méxico), pero lo triste es que al final acabará venciéndolos y convirtiéndolos en otros “países amigos”