CIUDAD DE MÉXICO, 24 de septiembre (AlmomentoMX).- Desde un departamento muestra del conjunto habitacional Nonoalco, en Tlatelolco, donde era promovido un estilo de vida moderno para la clase media naciente en los albores de 1960, la exposición Habitar el 68 –que integra diseño, música, arte y moda– invita a pensar en la generación de aquella década, una asidua consumidora de cultura, ciencia y arte que la forjaron como ícono y parteaguas de la juventud, expuso la curadora Ana Elena Mallet.
La Galería Metropolitana de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) inaugurará el próximo 27 de septiembre esta exhibición, que forma parte de las Jornadas académicas y culturales: Habitar el 68 organizadas por la Coordinación General de Difusión de esta casa de estudios para conmemorar los 50 años del movimiento estudiantil en México.
La propuesta artística busca generar una lectura cultural de la vida cotidiana de aquella época, centrándose en 1968 y, 50 años después, “podemos afirmar que ha existido gran cantidad de revisiones de lo sucedido, desde lo político y cultural, pero poco espacio se ha dado a la existencia diaria y material de aquel momento”.
Además da cuenta del contexto social a partir de la moda, la arquitectura, la literatura, la música, el diseño, los medios, el cine y cultura popular; planteada a partir de la expansión de la urbe a finales de 1950, la muestra revisa aspectos que van desde formas nuevas de vivir la ciudad hasta los procesos de consolidación de la clase media, el turismo y el surgimiento de tendencias, rebeliones, la contracultura, la censura y la criminalización de la juventud, entre otros.
A partir del milagro mexicano de la década de 1950 y el posterior desarrollo estabilizador, se conformó una clase media con mayor poder adquisitivo y acceso a la educación que daría pie a un intercambio simbólico relevante entre comercio, cultura y ese estrato social, recordó la especialista.
La enorme difusión de los proyectos turísticos –convertidos en la cara de México hacia el exterior– colocó Acapulco, Taxco y Cuernavaca en el imaginario internacional, no sólo de destino sino de estilo y glamour, incluida la adquisición de productos de diseño en plata, cerámica y textiles, refirió la crítica de arte.
En literatura, La tumba y Gazapo daban paso a La Onda, con que fueron moldeados el imaginario de una época y los valores de una generación; además, Las enseñanzas de don Juan ubicó el país en el mapa del esoterismo mundial, impulsado por la publicación en la revista Life sobre la experiencia del investigador Robert Gordon Wasson con María Sabina, en su búsqueda de experiencias psicodélicas profundas que causaron gran impacto global.
El rock en español comenzó por esos años a ganarse un lugar en el escenario cultural nacional y surgieron proyectos –el mayor de ellos Avándaro, en 1971– que no sólo afianzaron el movimiento musical, sino la cultural que involucra moda, revistas, la gráfica e incluso la fotografía.
Mallet recordó que han pasado más de cinco décadas desde que el Centro Urbano Nonoalco Tlatelolco fue inaugurado y, aun cuando desde entonces rebeliones, sismos y tragedias han sucedido a su alrededor, sigue en pie, habitado y con una comunidad comprometida social y políticamente; por todo esto, se erige de manera simbólica como memoria de una modernidad interrumpida y los sucesos registrados en ese espacio siguen causando morbo y curiosidad, por lo que artistas, fotógrafos y escritores continúan echando mano del lugar como fuente de inspiración, tema, referencia y sujeto de indagación.
AM.MX/fm
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