Mauricio Carrera
Escribo para sosegar las tormentas propias de saberme entre el designio de la lucidez y la perplejidad del absurdo.
Es un teorema simple, no hay heroísmo. O sí, el mismo heroísmo de todos los que vivimos y sobrevivimos la dura realidad.
Hay quien se emborracha, quien reza a las sordas divinidades, quien escala las más altas cimas, quien mata y descuartiza, quien cree que el poder o el dinero alivian la angustia.
Yo escribo.