Por Claudio De la Llata
Ante los últimos acontecimientos en México, existe el temor de que las circunstancias de conflicto y encono se salgan de control, y la convulsa social propicie que haya momentos de anarquía y desorden ciudadano, que para nada solucionarían los grandes temas de la agenda nacional.
Por principio, hay que decir que uno de los puntos de equilibrio; la economía, está en una situación muy grave, esto debido en una buena parte a los desatinos de la administración gubernamental en turno, que no ha hecho lo mínimo, por generar controles de gasto ni planeación, y por turbulencias financieras internacionales entre las que destaca por su capacidad de desaceleración económica, la guerra de Rusia contra Ucrania. Por otro lado, la inseguridad que está tornándose en un factor clave para México y los Estados Unidos, simplemente las autoridades concurrentes son verdadero asco, por decir lo menos; y el clima de violencia generada por el crimen organizado en su conjunto, que no ha cesado de derramar sangre, y enlutado los hogares, sigue incrementándose en una proporción inimaginable y alarmante.
Si a esto le aumentamos las presiones de los congresistas republicanos, señalando la falta de contundencia del gobierno de México para combatir a los cárteles, y la reciente reunión de legisladores norteamericanos con Andrés Manuel López Obrador, en la que los alcances son mínimos, hacen necesaria una acotación para señalar que:
1.-muy a pesar de los pesares, los congresistas parecieran tener la razón pero no es así del todo, pues piden cooperación bilateral para tratar el tema y la colaboración del estado mexicano con la agencia encargada de tales menesteres (la DEA), asunto que no es del todo bueno, pues en el pasado reciente, México y Felipe Calderón, caminaban de la mano de la DEA en la materia, cuando de repente, nos enteramos por los diarios norteamericanos, que el director general de la DEA en México Nicholas Palmieri, se reunía en Miami con algunos connotados narcos, para pasarla y bien y aún cuando lo despidieron por su conducta, el vínculo del crimen organizado con éste dilecto sujeto persiste, y no hay la seguridad de que quien está a cargo de la DEA sea diferente, pero además Andrés Manuel López Obrador, no ha echado mano de la petición de que se combata en Estados Unidos el consumo, pues de nada sirve si hay una baja en a oferta, cuando la demanda nadie la frena del otro lado del río Bravo.
2.-uno de los elementos de empoderamiento de los cárteles mexicanos han sido las armas, y pese a los esfuerzos equivocados y atropellados por hacer valer esta verdad, las autoridades gubernamentales de los Estados Unidos, han hecho caso omiso de dichas peticiones, y si no hay un control de flujo de armas, de nada servirá ningún esfuerzo, puesto que la economía no da espacio a que el estado mexicano compre armas cada vez más caras y más sofisticadas, y terminen en manos de los sicarios de la delincuencia organizada.
3.- igualmente no se ha visto ningún jefe de ningún cuerpo policiaco de la unión americana, ser encarcelado por sus vínculos con el hampa, hecho que genera las suspicacias, pues pareciera inverosímil que no haya un solo policía, que esté involucrado.
Hay que decir que pese a todo, la agenda del vecino país del norte, no tiene previsto ningún uso de la fuerza militar, mas sin en cambio, ya le dijeron al presidente de México de mil maneras, que no le van a permitir el chanchullo en el INE, y que la credencial de papel de identificación para votar, no convence a nadie, además de que tienen previstas una y mil formas para impedir la permanencia en el poder del actual presidente, y que la dinamitación del INE, podría dar al traste, que ante un fraude electoral, los Estados Unidos no vayan a reconocer a ningún gobierno en México, emanado de la más obvia fraudulenta jornada electoral.
Finalmente basta decir que, se le complica hondamente la solución de la agenda al presidente de México, y que si bien es cierto tiene el control de ciertas áreas de la gobernanza, eso no garantiza su permanencia, pues no merece repetir, ya que sus logros gubernamentales parecieran una verdadera vacilada, además de que hay síntomas de ruptura al interior de Morena, que podrían hacer perder las elecciones presidenciales a Morena en el 2024.