Yo Campesino / No los veo
• Dirigentes de partidos opositores, invisibles o dejaron sola a Xóchitl
*Miguel A. Rocha Valencia*
La única encuesta valedera es la que realizará el Instituto Nacional Electoral en 2024 y en ella se definirá lo que queremos como país a partir del segundo lustro de esta década, lo demás puede contarse como propaganda para impulsar una candidatura o desestimular a otra. De eso no hay duda, sin embargo, no pasa desapercibido que todo el aparato del gobierno y sus partidos, hace campaña todos los días desde Palacio Nacional y en los eventos que se le organizan a la corcholata presidencial que Parece brillar más aun sin un discurso propio mientras que la opositora se opaca en los medios ante la ausencia de recursos para difundir su imagen y pensamiento.
Lo curioso es que, en el oficialismo, auténticos delincuentes electorales y comunes son vistos como agentes publicitarios, en tanto que en los opositores a sujetos similares se les dice impresentables y restan credibilidad a la candidata Xóchitl Gálvez Ruiz a pesar de entregar un contenido propio y propositivo en sus discursos.
De hecho, partidos de oposición y candidata, parecen transitar por caminos paralelos donde las palabras parecen más que una oferta de buen gobierno, infiere una constante disculpa por yerros pasados y se muestran incapaces, como lo hacen los oficiales, se lanzar una ofensiva directa a un gobierno que tiene por donde se le busque puede ser golpeado. Tal vez como dice la propia candidata Gálvez Ruiz, no le interesa una campaña de lodo sino una propositiva, y estamos de acuerdo, pero tampoco puede o debe asumir una actitud reactiva frente a los golpes directos y bajos que le acomodan todos los días desde el púlpito palaciego, aunque no la nombre.
Por el inverso, es importante mantener un discurso que evidencie, al contrario. se trata de una competencia en la que el fin es ganar y en este caso no sólo la Presidencia de la República, la mayoría en el Congreso federal y gobiernos estatales. Poco se dice, frente a las propuestas que el gran mentiroso que se dice presidente nos mintió o fracasó en sus promesas principalmente en dos temas: seguridad donde la mejor muestra son los más de 167 mil asesinatos y suprimir la corrupción que se ejemplifica con su propia y casi medio billón de pesos que se “gastaron” y se dice en qué, así como otros 175 mil millones otorgados en contratos “oscuros”
Ni hablar de los casi 20 mil millones de Segalmex donde la impunidad para los culpables la otorga el ganso y ni qué decir de obras como el AIFA donde los militares le entraron de lleno a la corrupción de sus altos mandos. Tampoco se hace mención de las políticas fallidas en materia energética donde por un lado se cancelan proyectos millonarios para generar emergías limpias y por el otro, se subsidia a la CFE con más de 120 mil millones de pesos en tanto que Pemex, más allá de la refinería de Dos Bocas que ya se “tragó” 18 mil millones de dólares, exhibe una deuda superior a los 110 mil millones de pesos.
Y de la gasolina a 10 pesos el litro, ni hablar, hoy se mantienen precios que oscilan entre los 23 y 25 pesos, pero a un alto costo presupuestal que ya supera los 600 mil millones de pesos, en una acción que al menos sirve para evitar el disparo mayor de la inflación. Se olvida que el mesías tropical se reía del “pírrico” crecimiento del dos por ciento sexenal de otros mandatarios o prometió que México tendría un PIB promedio del cuatro por ciento, además de que no se pediría prestado.
Hoy la realidad es todo lo contrario porque si bien nos va, llegaremos al uno por ciento promedio sexenal, pero con una de las más altas deudas y déficits de los últimos años, tanto que para mantener el préstamo de 35 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional para apuntalar el peso, tanto Hacienda como el Banco de México, debieron comprometerse a disminuir el déficit presupuestal o fiscal en 2025 luego del escandaloso 5.4 por ciento de 2024 que obviamente, presionará la inflación el año próximo. Por cierto, olvidémonos de Dinamarca y la existencia de medicamentos en el sector público donde por cierto no hay vacunas contra la influenza ni tampoco contra el SARS-CoV-2 o Covid-19.