La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El mismo que exigió que no soltaran al tigre, va y le pellizca las ‘pelotas’ al Tiranosaurio Rex
Como ya lo hemos dicho, el presidente López Obrador, tiene razón en su percepción sobre el intervencionismo estadounidense, sin embargo, sus ‘moditos’ denotan (de sobra), que no tiene la menor idea sobre el funcionamiento de las reglas diplomáticas.
En este sentido, ante las críticas sobre el tema de los derechos humanos en México, señaló fuera de control (como es costumbre): que (en) el Departamento de Estado de Estados Unidos hay un ‘departamentito’ dedicado a proteger al conservadurismo en el mundo”.
Hasta poco antes de tal dislate, el mentado ‘departamentito’ había permanecido neutro ante la insistencia, de ciertos legisladores y ex funcionarios, que exigen se le de trato de terroristas a los cárteles de la droga, lo cual, es muy riesgoso para la soberanía nacional.
No obstante, ante la valentonada del mandatario, Antony Blinken, titular del Departamento de Estado, señaló, a pregunta expresa, que: “los cárteles de la droga controlan ‘partes’ del territorio en México y que se ‘necesita hacer más’ en la lucha contra el fentanilo”. Tapón de boca que, además de gratuito, escala el conflicto a un nivel de luces rojo-amarillas.
Insistimos, la posición del presidente es correcta cuando rechaza las ‘evaluaciones’ que, sobre su gobierno, hace la administración Biden, pero, existen canales diplomáticos para hacer un extrañamiento y, con ello, rechazar la validez del documento, la ‘mañanera’ no es un foro para expresar dicha inconformidad y menos, para sátiras innecesarias.
Aunado a lo anterior, el Tlatoani perdió de vista que la gracejada sobre el ‘departamentito’ sería replicada con dureza por Blinken, personaje, en términos prácticos, con un poder superlativo. No se trata de Loret, Ciro o Carmen, pesos mosca frente al tabasqueño.
No cabe duda, está obnubilado.