Documental Político
Emilio Trinidad
No es lo mismo ocupar un alto cargo como secretaria de estado por capricho del Presidente -no por experiencia y méritos-, que buscar por el voto popular una gubernatura.
Delfina Gómez llegó a la Secretaría de Educación Pública (posición que en teoría debería encabezar el más culto de los responsables de despacho) siendo una mediocre maestra, que probó nula capacidad para aportar talento y mejoras a los educandos, producto de su falta de preparación académica y acervo cultural.
Es una señora muy limitada para entablar diálogos, no se diga debatir ideas y propuestas porque ahí sale más que reprobada.
Carece de cultura general y su torpeza para expresarse la dejan mal parada en cualquier diálogo, por falta de ideas y dominio del lenguaje.
Delfina Gómez es la candidata de Morena al gobierno del Estado de México, por la misma terquedad o capricho de quien la colocó en el despacho que ocupó José Vasconcelos, y lo único que logró, fue debilitar y desacreditar esa dependencia, tal y como lo sigue haciendo la actual titular de la SEP, Leticia Ramírez, que adolece de lo mismo que ella, preparación, experiencia, capacidad y talento.
Lejos están los tiempos en los que eruditos funcionarios de la talla de Andrés Serra Rojas, Jesús Reyes Heroles, Porfirio Muñóz Ledo y Emilio Chuayffet Chemor -por citar solo a algunos de los ilustres catedráticos, estupendos legisladores, estadistas y grandes políticos- que despacharon en la supuesta Secretaría del conocimiento.
Hoy, rebasada por sus propias carencias -irónicamente- Delfina Gómez va arriba en las encuestas que se hacen para definir a la próxima gobernadora del Estado de México, y aunque Alejandra Del Moral es muy superior en todos los sentidos a la oriunda de Texcoco, es ella quien rema contracorriente a pesar de ser gobierno ahí y contar con recursos económicos y financieros suficientes para dar la batalla y quizás la sorpresa.
Lo malo para la ex alcaldesa de Cuautitlán Izcalli, es que tuvo muchos generales y poca tropa y varios de sus supuestos fieles colaboradores, entre operadores, asesores y comunicadores – éstos últimos que se llevaron de la Ciudad de México-, lo único que hicieron fue quedarse con la lana que les daban, convencidos de que “como vamos a perder”, pues mejor hacer más grande el cochinito.
Todos ellos, como buenos priistas, largos de uñas y mañas, sobre todo los que se dicen expertos en estrategias de imagen, propaganda y comunicación, se llevaron a sus cuentas bancarias más del 75 por ciento de los recursos financieros que les dieron y se retirarán felices.
Aún así, no todo está perdido y la moneda sigue en el aire para la candidata de la alianza entre el PRI, PAN y PRD, porque los ciudadanos ya no se dejan engañar tan fácilmente por los simuladores de Morena, que han cifrado su triunfo en el reparto de despensas, dinero en efectivo y amenazas a la población de que si no votan por ellos, les irá muy mal.
Y si no fuera por el apoyo brutal, descomunal, que ha ordenado el Presidente Andrés Manuel López Obrador para que todo el dinero que se llevaron de los Fideicomisos, de la Aduana, de Segalmex, de las millonarias comisiones que obtuvieron de las adjudicaciones directas de sus obras, y de la órden a todos los gobernadores emanados de Morena para que le entren con su cuerno, Delfina Gómez sería insignificante, tan pequeña como su acervo cultural.
Si los mexiquenses no se dejan engañar por una torta, una playera, una gorra, una despensa o una amenaza del peje y secuaces y salen a votar, quizás no obtenga el triunfo quien por su ignorancia y limitaciones, no gobernaría la entidad, lo harían a control remoto López Obrador, ayudado por Higinio Martínez y Horacio Duarte Olivares, que serían el poder tras el trono.
Y si gana Alejandra Del Moral, ojalá -se ve difícil- se sacuda a zánganos y ladrones que se graduaron como rateros profesionales en la UniPRIversidad del engaño, la corrupción, la impunidad y el hurto.
Falta poco para saber si los mexiquenses en masa acudirán a las urnas, si lo harán con libertad, si enmudecidos aceptarán amenazas y chantajes y si el fraude para arrebatar el triunfo se intenta imponer.
El resultado de esa elección, a mi juicio, será muy cerrado, y si la población no quiere que lo sucedido en Texcoco se repita a nivel estatal, donde no olvidan que los trabajadores de ese ayuntamiento fueron timados por la maestra, seguramente emitirán un voto razonado y de rechazo a esas prácticas corruptas.
Deben tener presente los mexiquenses que Delfina Gómez ordenó cobrar el diez por ciento del salario de los empleados para enviar esos recursos a la campaña del actual Presidente; que ordenó también a su entonces tesorero, Alberto Martínez Miranda -hermano del senador Higinio Martínez-, retirarles a muchas madres de familia su pensión alimenticia, cantidades que se dice, se depositaban a la cuenta de ese mismo funcionario, y tampoco deben olvidar, que la ex titular de la Secretaría de Educación Pública, no ha explicado a dónde fueron a parar más de 830 millones de pesos de dicha dependencia federal.
Por su parte, Alejandra Del Moral también dejó muchos rostros enojados en Cuautitlán Izcalli, donde hubo varios asuntos no del todo aclarados en su gestión como alcaldesa, particularmente en materia de construcción de viviendas.
Que sean los votos los que decidan, no el fraude, no la abstención, para que tengan el gobierno que quieren los ciudadanos del Estado de México, pero si ganan Morena y sus rémoras, López Obrador será insaciable y buscará a toda costa convertirse en dictador, convencido de que es “El Bien Amado” de México y que el pueblo le exige su permanencia.
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