PERFIL DE MÉXICO
Armando Ríos Ruiz
Las encuestas se han convertido en una necesidad casi vital para los políticos ávidos de poder, que desean hacer creer que su popularidad está por los cielos. Son incontables las empresas contratadas que reciben altas cantidades de dinero por las mentiras que profieren. Son necesarias para obtener el resultado descrito y mucha gente, letrada o iletrada las cree, porque no hay manera de comprobar la verdad. Aunque también hay quienes prefieren dudar, debido al uso correcto de su capacidad de discernir y por lo que pueden palpar a simple vista, con el uso racional de sus sentidos.
Mienten por dos razones. La principal, porque el que paga demanda que se digan cosas que no son reales. Cuando se requiere popularidad, los encuestadores consultan en zonas en donde la gente se expresa a favor del contratante, perfectamente detectadas desde siempre. Saben a ciencia cierta dónde preguntar y por ello, la encuesta es real aunque mienta. La otra razón se debe a que la gente contesta sin conocer el tema en cuestión, porque siente una necesidad personal de que las cosas ocurran de acuerdo con la pregunta.
Tal es el caso de una que publicó Mitovsky, en la que recogió datos sobre la esperanza de los mexicanos durante el año que apenas comenzó. La gente desea con vehemencia que ya le vaya bien, luego del encierro, la incertidumbre y el miedo a la pandemia que ha causado estragos en todos los países del orbe. Por ello, contestó con ese sentimiento. La pregunta fue: ¿Cómo piensa que le irá en 2022? 75.7 por ciento de los encuestados contestó que bien, frente a 15.4 por ciento que respondió en sentido inverso.
La gente, no sólo en México, sino en cualquier país golpeado por el virus, que ha desvanecido en muchos casos la esperanza de que desaparezca, debido a su capacidad de mutar y de tornarse hasta más peligroso, se ha llenado de valor, inclusive, para abandonar la cárcel en que se han convertido los domicilios, porque el encierro también desespera, enferma y mata, aunque en menor proporción y con mucha mayor lentitud.
La respuesta dada a los encuestadores encierra, asimismo, mucha ignorancia, porque en una gran cantidad de pueblos del planeta, abundan los que se resisten a informarse. Los que no dan importancia a la lectura de las noticias y se circunscriben a creer lo que alguien les comenta, sin ningún conocimiento de la realidad. Ante una encuesta como la aludida, contesta la ilusión.
Los mandatarios lo saben y aprovechan la circunstancia para entronizarse en el poder.
Otra pregunta de la misma encuesta fue en el sentido de anticiparse a tener durante 2022, posibilidades de comprar. 69.4 por ciento respondió con la seguridad de que es obvio que podrá comprar, frente a 21.7 que contestó que no podrá hacerlo. El optimismo entre los encuestados resultó evidente e inclusive entusiasta. Yo pregunto: ¿Con base en qué piensan que durante 2022 habrá más dinero que en los dos años anteriores?
Nada se ha hecho para que suceda. Las dádivas bimestrales han demostrado que el país no ha crecido. Más bien, a pesar de ellas, la población ha aumentado con cuatro millones de nuevos pobres que no tienen ni para hacerse de las mismas ilusiones que los encuestados. Pero la esperanza es capaz de inventar esas respuestas, porque se trata de algo que la gente desea con ardor.
Además de Mitovsky, el diario El Financiero también publicó su encuesta, en la que señala que 81 por ciento de los consultados opinaron que el año que corre será bueno o muy bueno, contra apenas 7 por ciento que consideró que este año será malo o muy malo.
Mientras esto ocurre con las empresas encuestadoras mexicanas, otras extranjeras, no contratadas; que no tienen obligación de mentir por dinero y que se dedican a estudiar los cambios económicos de muchos países, han señalado que este año será para México, difícil en esa materia. Luego, el crecimiento de cuatro por ciento anunciado por la Secretaría de Hacienda podría ser otra mentira.
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