Claro que México es uno de los países en donde los periodistas y todos aquellos que detallamos información u opinamos sobre tópicos de la “gente pública” corremos riesgo, pero no sólo nosotros, sino cualquier mexicano porque a querer o no, estamos metidos en una guerra en donde lo que se defiende y se ataca es la ilegalidad.
En una guerra aún la ideológica no se es nunca neutral aunque así mismo uno se declare. La actividad, la trayectoria, la familia, la vecindad y a veces hasta el no pronunciar una palabra nos comprometen.
Antes de que alguien tenga que recurrir a revisar mi curricula, me declaro en contra de las drogas y de cualquier legalización de la portación y consumo de éstas. Pese a lo que digan los del bando contrario, yo he visto de forma directa como destruyen no sólo a quien las consume, sino también a quienes forman parte del entorno directo del consumidor.
La destrucción más sutil podría ser aquella que compete a la salud física y mental del consumidor y por ende a la de las relaciones sociales de familiares y amigos. Pero también y lo seguimos viviendo a la aniquilación de las mismas vidas.
El domingo por la mañana, en la ciudad norteña de Chihuahua fueron asesinados a tiros otros dos jóvenes de entre tantos más que corrieron la misma desgracia ese fin de semana y en tantos días anteriores. Pero en esta ocasión se trató de los hijos de dos quienes ejercen el oficio del periodismo y que en menos de 24 horas las autoridades encargadas de la investigación se apresuraron a declarar que la ejecución de estos chicos de sólo 20 y 21 años nada tenía que ver con la actividad profesional de sus padres.
Alfredo David y Diego Alejandro Páramo González, hijos de Martha Nicholso y de David Páramo fueron ejecutados. Si fuera por el trabajo y en su caso el manejo de la información u opiniones de sus padres terrible, pero también lo es en caso de que alguien hubiera querido cobrarles algo a ellos de forma directa y no imagino haberlo logrado sin la posesión de armas ilegales ligadas a otro mercado de lo prohibido.
¿Quieren legalizar las drogas? Dicen que por una cuestión de mercado. No nos engañemos. El alcohol, los cigarros y otros tantos productos altamente nocivos para el individuo y la sociedad se venden de forma legal y nada ha impedido que sean de los productos más caros y que igual se sigan vendiendo en el mercado ilegal y a la vez minen cada vez más a la sociedad.
Nuestros niños y jóvenes no merecen esto y tampoco quienes todos los días enfocamos nuestras baterías para que su futuro al menos, no sea menoscabado por un arma o cualquier producto ilegal y nocivo.
Mis condolencias a Martha Nicholson y David Páramo igual que para todos aquellos padres que sin ser figuras públicas igual han perdido a sus hijos, en medio de una guerra por y contra la ilegalidad.
Para advertir… ¿Cuántas armas ilegales más seguirán sumando los malditos “daños colaterales”?
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